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cercarse a una nueva obra de Rivera Letelier es adentrarse, desde un nuevo punto de vista, en las historias del norte chileno durante el siglo XX. El mismo autor ha señalado que susnovelas pueden leerse como capítulos de una gran narración sobre la vida de hombres y mujeres que han dejado alegrías, sudor y lágrimas en la región más árida del mundo: el desierto deAtacama. Mi nombre es Malarrosaconstituye en ese contexto una nueva arista desde la cual podemos conocer más sobre nuestras raíces.

El libro nos muestra con inmensa creatividad elocaso de la oficina salitrera Yungay. En este lugar se dan cita personajes ya conocidos en otras de sus obras: jugadores de azar, deportistas, prostitutas, cantantes, comerciantes,políticos y hombres de armas. Todos ellos, así como pueblan y danvida a Yungay, de a poco van dejándola para darle muerte. El trasfondo está configurado por tópicos ya reiterados en la obradel autor, como la vida en el desierto, la explotación en las salitreras, el rol del Estado y de las autoridades frente a los dramas de los obreros, y la vida licenciosa que admite elescenario anterior. De paso, incluye temas de índole religiosa, aunque con menos acuciosidadque en otras obras.

El personaje principal es Malarrosa, hija de un apostadorempedernido a quien la mala suerte lo persigue hasta el momento en que recibe un obsequio que le dará un giro a su vida. La historia de este padre junto a su hija está marcada por la matanza dela oficina San Gregorio, lugar donde vivieron junto a su esposa y madre hasta que el presidente Arturo Alessandri Palmadiera la orden de acabar con la insurgencia obrera. Con el fin dela guerra, vino el fin de las salitreras y los norteamericanos comenzaron con los despidos. Los obreros exigieron una indemnización y entonces el León de Tarapacá dio el zarpaz