Federico Rubio Y El "Manual De Clínica Quirúrgica".

FEDERICO RUBIO Y EL “MANUAL DE CLÍNICA QUIRÚRGICA”. Un libro enigmático y un prólogo airado.

Hace ya seis años, con motivo del centenario de la muerte del Dr. Federico Rubio y Galí (1827-1902), se reeditó en edición facsímil una obra de juventud del ilustre cirujano portuense: el “Manual de Clínica Quirúrgica”. Escrito con cierta osadía, cuando Rubio aún era alumno en la Facultad de Medicinade Cádiz, el Manual constituye una verdadera rareza bibliográfica, ya que hasta la fecha sólo se han localizado tres ejemplares de la edición original. El primero de ellos, procedente de la biblioteca personal del profesor Orozco Acuaviva, sirvió para confeccionar esta edición-homenaje. Los otros dos ejemplares de la obra de Rubio pudieron hallarse, después de larga pesquisa, en la Real Academia deMedicina de Madrid y en la biblioteca de la Universidad Complutense.

Nacido en El Puerto de Santa María (Cádiz), el doctor Federico Rubio constituye una figura clave de la medicina española del siglo XIX. Cirujano ilustre, comprometido ideológicamente con el krausismo y la causa republicana, sus convicciones políticas le obligaron a abandonar el país en varias ocasiones. Es precisamente en suexilio itinerante entre Londres, París y Montpellier donde conoce de primera mano las novedades médicas de una Europa algo más civilizada y abierta que la España mojigata de entonces.

La cirugía europea vivía tiempos de conquista. Desde 1846, los gases anestésicos, como el éter y el cloroformo, marcaron el comienzo de la redención frente al dolor y, con ello, la posibilidad de realizarintervenciones quirúrgicas más prolongadas y menos cruentas. Unido a esto, la higiene elemental de las manos del cirujano, el uso regular del vapor de agua para esterilizar el instrumental quirúrgico, así como las pulverizaciones de ácido fénico, permitían también mantener a los gérmenes a raya y habían logrado disminuir significativamente la mortandad en el quirófano. Federico Rubio fue uno de losdefensores más fervientes de estas nuevas ideas quirúrgicas, que entonces no resultaban tan obvias como nos parecen hoy.

Del mismo modo, la lucha contra el cáncer contaba entonces sólo con la cirugía como procedimiento drástico para atajar el mal. Rubio conoció de primera mano las nuevas intervenciones que empezaban a realizarse en Europa y las popularizó en nuestro país. Así, en 1860, los cirujanosespañoles más conservadores pudieron asistir, un poco incrédulos, a la primera extirpación de ovario y un año después a la primera histerectomía (extirpación del útero). Federico Rubio demostrará también ante sus ojos que, en caso necesario, era posible extirpar, sin graves riesgos para la vida, un riñón (1874) o incluso el conducto laríngeo completo (1878), tal como hiciera ya el renombradoBillroth pocos años antes.

Después de fundar en Sevilla la Sociedad de Medicina Operatoria y la Escuela Libre de Medicina y Cirugía –germen de lo que luego fue la actual Facultad de Medicina– su compromiso político le llevó probablemente más lejos de lo que él mismo hubiera deseado. Tras la Revolución de 1868, fue diputado electo por Sevilla a las Cortes Constituyentes y más tarde senador yembajador de España en Londres. Ya bajo el reinado de Alfonso XII, e instalado definitivamente en Madrid, Federico Rubio abandonó toda actividad política para dedicarse por entero a la práctica quirúrgica. Su fama estaba entonces tan asentada que, incluso a sabiendas de sus firmes convicciones republicanas, el propio rey acudió a él, lleno de esperanza, ante la enfermedad que consumía irremediablementea la reina Mercedes. Rubio crea por entonces su obra más recordada: el Instituto de Terapéutica Operatoria, en cuyo seno fundaría también la Escuela de Enfermeras Santa Isabel de Hungría, la primera en nuestro país. La institución, que acabó siendo conocida popularmente como “Instituto Rubio”, empezó siendo una dependencia del Hospital de la Princesa y se trasladó luego a un edificio propio....