Francisco es Francisco y no una estrategia

Francisco es Francisco y no una estrategia
P. Vitor Hugo Mendes
Mayo/2013

Una de las primeras reacciones respeto a la elección del nuevo Papa, recibí por correo electrónico de un amigo de Brasil, y decía así: "Francisco es Francisco y no una estrategia". En el contexto de lo que escribió la excelencia, alegre y optimista, sobre toda esta expresión pareció muy adecuada para ilustrar losprimeros gestos llenos de significado, del recién llegado obispo de Roma, llevado casi del "fin del mundo".
No sé de lo original de la sentencia, sin embargo, creación o cita, me llegó referida por este venerable y experimentado formador de seminario, cuyo nombre segundo, por coincidencia, es Francisco. Considerando de quien viene, supongo que no es sólo una simple observación, más bien, unadeclaración fiable y cualificada de quien, ya de inicio, fue capaz de identificar lo mejor que hizo la formación in persona: "no es una estrategia".
De alguna manera, Dilma Rousseff – la segunda jefa de Estado a ser recibido por el Papa Francisco –, después de considerar la novedad histórica del momento, “él es varias cosas primero: es el primer Francisco, el primer jesuita, el primer latinoamericano,el primer argentino", mostró, claramente, su sorpresa por el estilo propio del Pontífice. En la rueda de prensa que ofreció en Roma, cuando se le preguntó acerca de los comentarios del Papa sobre su misión en la Iglesia, la Presidente de Brasil dijo que él hizo un comentario sobre la necesidad de "evitar el orgullo", y corroboró: "El Papa es muy, yo diría que es así, muy modesto. Comentó que nohay que tener orgullo ni pretensiones, que si tiene que luchar para hacer las cosas bien [...]". Y, a raíz de su conversación, concluyó: "Es un Papa muy normal."
Quise empezar esta conversación con estos hechos muy recientes porque parecen indicar lo que, en mi opinión, es donde se encuentra el más grande, el más antiguo - y siempre nuevo – desafío de la formación cristiana y, no menos importante,el principal de afrontamiento de lo cual depende el futuro de la nueva evangelización. No se trata de estrategia o estrategas, sino más bien de promover el testimonio de fe auténtico, creativo y original. En definitiva, se trata de significar algo "normal" en un mundo que vive de excentricidades.
Quiere parecer que, desde la renuncia del Papa Benedicto XVI y de la elección del Papa Francisco,este sentido de "normal" en el ámbito eclesiástico, fue sacado a la luz con una intensidad que tomó a todos por sorpresa. Entre otros, podemos decir que este estilo que se inauguró en la conducción de la Iglesia, finalmente tipifica, en nuestra modernidad eclesial, el sentido normal, propio y original de la vocación: una llamado personal para vivir la fe en comunidad.
Hay algo de propio, inauditode cada uno que traduce, en primera persona, la experiencia del encuentro con Jesucristo vivo; una especie de camino sapiencial que no sólo permite, sino que exige, reclama, ante Dios, discernir y decidir, como discípulo(a), en el seguimiento de Jesucristo, en favor de la vida en/de la Iglesia. En esta perspectiva, vemos sin cansancio el sentido grande y ejemplar de los santos y santas, el caráctertestimonial de la sangre derramada de los mártires, el servicio humilde y discreto de tantos hombres y mujeres. No se trata de producción en masa, todos iguales, uniformes. No se trata de heroicidad personalista, solitaria y vanidosa. El hecho es que la buena nueva de Jesucristo encuentra en cada llamado/a, en tiempo histórico real, un rostro de santidad propia, de libertad evangélica, deanunciar y denunciar, de construir y destruir, en todo amar y servir.
Respiramos aliviados y desconcertados. El Papa mismo tomó la iniciativa. Aquel en la edad avanzada, sabio, con plena libertad renunció por el bien de la Iglesia; y este, por el bien de la Iglesia, con mucha libertad, renunció al conformismo. Cuantos, en nombre de la tradición (con minúscula t), cuando no se omitió, por lo menos, en...