Globa

Reflexiones Acerca de la Esencial Desunión Actual del Pueblo Chileno
Prof. Dr. Alfredo Riquelme Torres
El concepto de “unión”, o algunos de sus derivados verbales, resulta ser inusualmente recurrente en el discurso oral y escrito de fines de la década de 1960 y comienzos de los setenta, incluido, claro está, el gobierno de Salvador Allende. Como comprobación  bastaría con tener presente que sepreparaba o se concretaba el gobierno de la “Unidad Popular”, nomenclatura que claramente trascendía con mucho el invento ingenioso de algún asesor publicitario. No obstante, anhelosos de mayor respaldo empírico, considérese, además, las diversas intervenciones  parlamentarias que precedieron la aprobación de la ley de nacionalización del cobre. Tales lecturas confirman mis  intuiciones sinexcepción, aun las palabras de la única e incomprensible abstención que registra tan emblemática decisión, esto es, las del meridional Diputado derechista Carmine. Ciertamente huelga mencionar aquí los encendidos conceptos de congresistas de izquierda, por entonces verdaderas encarnaciones ideológicas del marxismo ortodoxo que tan nítidamente se oponía a la cultura burguesa propagada por el imperionorteamericano en un contexto de “Guerra Fría” (3).
Sin embargo, el ámbito donde tal vez se advierte un mayor número de alusiones en torno a la unidad es el de la música. La “nueva canción chilena” sencillamente se encuentra henchida de referencias a la unidad de la clase trabajadora, al carácter fundamental que en la lucha tiene el “pueblo unido”, a la unidad latinoamericana o, en fin, a la unidadde “los miles de obreros que avanzan…”, todo lo cual revela la plena conciencia, por  parte   de   quienes   lideraban   el   proceso   revolucionario,  en orden al carácter esencial de la unidad de las clases oprimidas a la hora de pretender desplomar la emancipación de una de las clases dominantes más poderosas y soberbias de la Tierra: la chilena.
Quiero pensar que las cabezas de la UnidadPopular tuvieron muy en mente la lúcida unidad que, hacia el siglo V a.C., movió a los plebeyos romanos a retirarse al Monte Sacro, abandonando así la Ciudad Eterna y al patriciado dominante, con lo cual la mano de obra, el ejército y toda clase de servicios simplemente quedaron sin contingente, situación que llevó a una negociación y al logro de ciertas concesiones por parte de los poderosos. Imaginoa algún genuino adalid chileno de izquierda rememorando este hecho histórico atiborrado de valentía, y  citándolo como ejemplo inequívoco de lo que es posible lograr con unidad, incluso cuando la realidad se presenta como un monumental muro de intimidante adversidad… Después de todo, si los plebeyos pudieron obtener la creación del Tribunado de la Plebe, ¿por qué los trabajadores chilenos nopodrían sacudirse el yugo que los había mantenido en solapada esclavitud desde siempre?
Pero, si la unidad era tan valorada por la izquierda chilena de la época, si permanentemente y casi de manera majadera se reforzaba el concepto en el colectivo y entre la propia cúpula de la Unidad Popular, si supuestamente las condiciones para el nacimiento del “Hombre Nuevo” estaban ya dadas, ¿cómo se explicaentonces la ocurrencia y éxito del Golpe de Estado de 1973, funesto suceso producto de la turbia  maquinación de poderosos chilenos que, de la mano del imperio norteamericano, se las arreglaron para utilizar a los militares, quienes por ignorancia o mala fe, o ambas, simplemente interrumpieron la democracia chilena con justificaciones y “slogans” sin duda memorizados en la Escuela de las Américas?¿Cómo se explica la pasividad del pueblo chileno ese día 11 de septiembre, cuando ya estaba de sobra confirmado el levantamiento de las Fuerzas Armadas y Carabineros, es decir, de los mismos que un día juraron respetar la Constitución, y que ahora aparecían defendiendo los intereses privados de unas cuantas familias pudientes del país y, ciertamente, de una potencia extranjera con vocación...