Grito de dolores
El cuarto o alcoba de donde salía la luz era de un tamaño regular, y adornada de una manera que, en los tiempos de que vamos hablando, no dejaba de ser extraña. Enuna mesa tosca de madera, con carpeta de paño azul, había esparcidos algunos libros que por la pasta y cantos dorados, no podía dudarse que eran pertenecientes a un eclesiástico, y junto aellos algunos otros con forros de pergamino raído. Sobre otra Emma se veían algunos planos y cartas geográficas confundidas y revueltas entre varios crisoles de barro, un telescopio pequeño,y algunos compases y escuadras; en la pared se veían colgados también algunos mapas, alternando con grandes pantallas de cristal; y por último, junto a un estante de libros colgada unaestola y unos relicarios de cera de "agnus", y en un costado de la mesa estaba colocado un santo Cristo y una imagen de la Virgen de Dolores. Lo demás del cuarto no presentaba cosa de digna dellamar la atención, a no ser multitud de canastos llenos de tierra, algunos pequeños hornillos, y una colmenera de palo. A pesar de los signos evidentes de que el que allí moraba era no sóloun buen cristiano sino un ministro de culto, cualquier habría dicho que tal habitación era propia para un astrólogo o alquimista del siglo XV.
Putinooooooooooooooooooooooooooooooooooo
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