Historia política del pantalón

El poder de llevar pantalones
En Historia política del pantalón, Christine Bard revela cómo los usos de la ropa están ligados a condiciones históricas e implican visiones de de los hombres y las mujeres.
Por María Laura Carrascal

Cortes de género
Pantalón es un término relativamente reciente. "Viene del apodo dado a los venecianos adeptos de los calzones largos y estrechos, a los quellamaban pantaloni porque profesaban un culto a san Pantaleón", dice Christine Bard. En el siglo XVI se descubrió en Francia a través del personaje de la commedia dell'arte llamado Pantaleone y en el siglo XVII puede advertirse en el ámbito de los pescadores y marineros. Fueron los primeros usos de una prenda que se cargaría de múltiples sentidos y en particular de una marca de la desigualdad degénero, como el lenguaje ha registrado en frases del tipo "es ella la que lleva los pantalones". Una forma de vestir que desafió la tutela masculina sobre la mujer y cuyo desarrollo e interpretaciones constituyen el eje de Historia política del pantalón.
En su libro, Bard parte de la coyuntura que atravesó el mundo europeo en la transición del siglo XVII al XIX. De Italia el pantalón pasó a utilizarseen la moda infantil masculina que alcanza al delfín de Francia, quien es retratado con esa prenda por Élisabeth Vigée-Lebrun.
Con el cambio del régimen político, el pantalón ingresó en el vocabulario revolucionario frente a los hombres de la aristocracia que usaban calzas como prenda inferior. Los sans-culottes —sin calzones— encabezaron la rebelión contra el antiguo régimen y a partir de esemomento, con la instauración del orden burgués y del sistema capitalista, "el pantalón, de origen popular, es adoptado por los hombres de las clases superiores". Allí es donde afirmó su masculinidad y se prohibió su uso a las mujeres, un hecho que implica, en el precursor análisis del psicoanalista inglés John Carl Flügel, la "gran renuncia masculina" a la coquetería y a la posibilidad de exhibirseeróticamente a través de sus vestimentas.
Ante la prohibición explícita de esta prenda "el simple hecho de que la mujer vistiera un pantalón la asimilaba a un travesti cuyo género (masculino) había dejado de corresponder a su sexo: una perturbación intolerable en el siglo XIX", sostiene Bard. Quizás por eso, la propuesta de un pantalón amplio y ajustado en los tobillos, con una sobrefalda a mitad depantorrilla, fuera ridiculizado en incontables ocasiones. La feminista norteamericana Amelia Bloomer fue una de las primeras en llevarlo y defenderlo desde su periódico. Por ella se los conocieron como bloomers y, al mismo tiempo que disparaban las ventas de su periódico, recibía centenares de cartas de mujeres pidiendo información y moldes para reproducirlos. Una situación que demuestra, segúnla activista, "hasta qué punto tenían prisa por librarse de sus vestidos largos y pesados".
Otra figura destacada en este libro es George Sand, quien inicia el capítulo que Bard titula "La experiencia de la libertad". En su autobiografía (Historia de mi vida), su correspondencia y sus novelas Aurore Dupin trata el tema de la vestimenta en relación con la identidad sexual, la libertad y laigualdad. Las experiencias de su niñez, sustentadas en el apoyo familiar que la impulsaron a abandonar prendas opresivas como el corsé y adoptar vestimentas del guardarropa masculino, se profundizan en el momento en que inicia una actividad literaria. No se trató de un travestismo permanente ya que la joven George Sand "a menudo viste de manera muy femenina, sobre todo para ir al baile".
Christine Bardresalta que "antes incluso de la creación y la igualdad, lo que primero está en juego es la libertad" y transcribe la respuesta que Sand le dio al periodista Adolphe Guéroult. En 1835, éste le sugiere que deje de travestirse porque perdería el carácter de su sexo sin poder adquirir el del otro, a lo que la escritora responde: "Esté tranquilo, no ambiciono la dignidad del hombre, me parece...