hombre moderno
Pasemos a otra caracterización del hombre de nuestro tiempo. Se lo ha calificado como hombre
consumista, o de hombre que integra una sociedad de consumo. La calificación proviene del
vocabulario empleado por los comunistas, pero si la liberamos de este pecado original, creemos
que puede resultar esclarecedora. Recordemos aquello de Tocqueville cuando desde el siglo
pasadopredecía lo que a su juicio sería el hombre y la sociedad del siglo XX, un hombre de
escasa estatura espiritual, decía, siempre en busca de utilidades y de pequeños intereses, bajo un
Estado de apariencias paternales pero en el fondo totalitario.
Esta peculiaridad del hombre moderno se anuda con la anterior, que nos permitía calificarlo de
homooeconomicus. Por ello trataremos el presente tema encontinuidad con aquél. Cuando el
dinero, más allá de su fin natural, que es determinar la equivalencia entre las cosas, domina
seductoramente sobre los que viven en una ciudad, ésta se convierte en un gran mercado, y su
habitante, en un ser productor y consumidor -homo faber atque consumens-, regulado por
estrictas normas cuantificables de rendimiento y eficacia143.
Aquel "hombre económico” deque hemos hablado tiene dos caras: el empresario, por una parte, y
el consumidor por otra. Un autor protestante, Werner Sombart, ha descrito de manera magistral
los rasgos del primero144. El principal intento del empresario, escribe dicho pensador, no es
siempre el afán de lucro. Lo que preocupa y absorbe a todo hombre de negocios, lo que llena su
vida y da sentido a su actividad, es elinterés por su empresa. Sombart trae a colación un texto del
político Walter Rathenau: "El objeto en que concentra el hombre de negocios su trabajo, sus
preocupaciones, en el que cifra su orgullo y sus deseos, es su empresa, llámese comercio,
fábrica, compañía naviera, teatro o ferrocarril. La empresa es para él como un ser de carne y
hueso que, gracias a su contabilidad, organización y tratoscomerciales, lleva una existencia
económica independiente. El hombre de negocios no sabe de otro anhelo, no conoce otra
preocupación que la de ver este negocio suyo crecer, hasta convertirse en un organismo
floreciente, fuerte y próspero145. La mayoría de los empresarios no conciben otra aspiración que la
de ampliar el negocio. Si se les pregunta qué objeto tienen en realidad todos esos afanes, lemiran
a uno boquiabierto y replican, algo irritados, que eso no necesita explicación, que lo requiere el
desarrollo de la vida económica, que lo exige el progreso.
Para el observador imparcial, prosigue Sombart su análisis, esta contestación resultará absurda,
implicando una especie de regresión al estado elemental del alma infantil. El niño posee cuatro
ideales que dirigen su vida. El primeroes el de la grandeza, encarnado por las personas mayores,
y en último término, por el gigante. Así es también la valoración cuantitativa, tan propia del
empresario. Para él, tener éxito significa siempre aventajar a otros, llegar a ser más, tener más
que el vecino; ser "más grande", como quieren los chicos, un cierto anhelo de infinitud, que a
veces signa al ansia de lucro. El segundo idealpropio de los niños es el del movimiento rápido.
Pues bien, la celeridad para llevar a cabo sus planes económicos interesa al empresario moderno
casi tanto como su carácter masivo y cuantitativo. El concepto de record llega a los negocios. La
tercera afición del niño es la novedad; el niño se cansa pronto de sus juguetes, y tira uno para
tomar otro. También al empresario de nuestro tiempo leatrae lo nuevo justamente por ser nuevo,
inédito. Finalmente el niño busca sentir que tiene poder, y por eso da órdenes a sus hermanos
menores u obliga al perro a hacer piruetas. El anhelo de poder es la cuarta tendencia del hombre
de negocios. Como se ve, el empresario moderno, polarizado en su negocio, tiene una tesitura
mental que lo asemeja a los niños.
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Cf....
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