Humanidades

LOS ENEMIGOS INTIMOS DE LA DEMOCRACIA
CAPITULO III: EL MESIANISMO POLITICO
EL MOMENTO REVOLUCIONARIO
Por una, les preocupa menos el destino de los individuos, y más el de las sociedades, es decir, menos moral y más política.
La lucha ya no la lideran los hombres de letras, sino los hombres comprometidos en la política. Así se pasara de las publicaciones confidenciales a la Revoluciónfrancesa.
Respecto de la importante cuestión de la legislación apropiada para cada país, cuestión de la legislación apropiada para cada país, condena el pluralismo de su antecesor y lo que considera su conservadurismo. Si gracias a la ciencia y la razón se ha podido establecer cuáles deben ser las buenas leyes, ¿Por qué no darlas a todos los pueblos?
Entonces se impone la idea de que la voluntadhumana, si pasa a ser común, puede hacer reinar el bien y aportar la salvación a todos, y este feliz acontecimiento no tendrá lugar en el cielo, después de la muerte, sino aquí y ahora.
Si existe un mesías, es un personaje colectivo, el pueblo, una abstracción que permite que determinados individuos se presenten como su encarnación. Renunciar a todo lo sagrado del origen sobrenatural facilita elascenso de una nueva esperanza.
Esta no quiere decir que nuestra conducta deba escapar a toda reglamentación, sino que sea reglamentación debe inspirarse exclusivamente en los principios de razón y justicia.
La tarea de convertir a todos los hombres en virtuosos y a la vez felices parece de pronto al alcance de la mano. Lo primero que hay que hacer es dotarse de buenas leyes.
Una vezconquistado el bien, evidentemente habrá que dedicarse a perpetuarlo. Dicho de otro modo: no puede dejarse se recurrir a la violencia, y a la Revolución la sucederá del Terror, que deriva no de circunstancias fortuitas, sino de la propia estructura del proyecto. Como se trata del bien supremo, todos los caminos que se sigan para alcanzarlo son buenos y se tiene derecho a destruir a los que se oponen aél.
El paso siguiente será transformar este medio en fin. El Terror y las instituciones estales que necesita absorberán todas las fuerzas del poder, y la guillotina ya no podrá detenerse.
Vemos que, aunque reivindica el ideal de la igualdad y de libertad, lo que llamo aquí el mesianismo político, un mesianismo sin mesías tiene un objetivo final propio, así como medios concretos para alcanzarlo.La fusión del poder temporal y de poder espiritual que quiere la Revolución suscitará en reacción, unos años después, de proyectos simétricos de teocracia contrarrevolucionaria.
PRIMERA OLEADA: GUERRAS REVOLUCIONARIAS Y COLONIALES
En la historia europea, el mesianismo político pasará por diversas fases muy diferenciadas. La primera comienza después de 1789.
La revolución es una guerra adomicilio, y la guerra es la continuación de la revolución en otros países. Incluso puede ser más fácil imponer el bien en otros países que en el propi, porque la situación de guerra permite no tener que preocuparse por resistencias internas.
Ninguno de estos partidarios de la libertad para todo se preguntan si decidir de este modo el futuro de los demás pueblos quebranta el principio de igualdaduniversal, que por otra parte defienden.
Destruir al enemigo ya no es un inconveniente, sino que se convierte en un deber moral. La violencia no se esconde, sino que se reivindica.
Condocert escribe que todos los pueblos deben acercarse un día al estado de civilización al que han llegado los pueblos más ilustrados, los más libres y los más liberados de prejuicios, como los franceses y losangloamericanos. Así, debe desaparecer progresivamente la inmensa distancia que separa a estos pueblos de la servidumbre de los indios, de la barbarie de las tribus africanas y de la ignorancia de los salvajes.
Una vez conseguida la victoria, se dedica a modernizar la justicia, las comunicaciones y la economía, pero en cuanto a la población autóctona intenta recuperar su independencia, la reprime...