Injusticia en las carceles

La declaración universal de derechos humanos firmada en París, el 10 de diciembre de 1948, dicta que el derecho a la vida y a la libertad, el derecho al trabajo y la educación, son inviolables y seaplicaran a todas las personas sin distinción, independientemente de su sexo, nacionalidad, religión, etnia o color, a su vez prohíbe la esclavitud y las torturas. Sí bien es cierto, a pesar de ladeclaratoria que fue firmada hace más de sesenta y cinco años, las violaciones aún persisten, y a través de la historia se han presentado acontecimientos que las reflejan.
Carandirú en Brasil, no erapropiamente una cárcel, sino una casa de detención, donde se encontraban reclusos a espera de un juicio, violando así el derecho a la presunción de inocencia y derecho a un juicio justo en un plazorazonable ante un tribunal objetivo dependiente e imparcial. En ella había alrededor de siete mil convictos compartiendo un espacio para tres mil personas, viviendo en condiciones infrahumanas, sin unservicio adecuado de salud, alimentación e higiene, contaban con un medico con falta de profesionalismo en el campo de la medicina, gran parte de la población detenida tenía enfermedades sumamente seriasy se dejaban morir solo por salir del paso, también se discriminaba a los enfermos de SIDA. No existía una autoridad justa para poder conllevar los conflictos que se presentaban, la autoridad laejercía un prisionero antes que por las autoridades carcelarias. Las vidas se cobraban sin cesar día con día, los presos desarrollaban sus propias leyes, los conflictos se resolvían por medio de lanegociación, y se castigaba a los que violaran las leyes internas con torturas. La evidencia de que en esta cárcel se violaban todos los derechos humanos es sumamente clara, las condiciones en las que vivían,los tratos que recibían los presos, la imagen denigrante que se le asigna a la mujer. El 2 de octubre de 1992, inicia un motín por conflictos personales entre presos, los policías militares...