La agenda local de la yihad argelina
Páginas: 7 (1649 palabras)
Publicado: 12 de febrero de 2014
La agenda local de la yihad argelina.
No es casualidad que el yihadismo argelino propugnara una agenda tan marcadamente local. Antes al contrario, este islamismo no surgió en un terreno virgen, sino en una dinámica social tan ideológicamente articulada como la explosiva Argelia tres décadas después de su desgarradora descolonización, repleta de identidades, tradiciones y facciones quesimplificaban el acomodo de prioridades.
La importancia que los argelinos se atribuían a ellos mismos desde su independencia resulta clave para explicar el desarrollo y los derroteros de su yihad. En efecto, es conocida la preeminencia que, dentro del Tercer Mundo, se arrogó a sí misma la Argelia postcolonial. El estado recién independizado se presentó como ejemplo para otras emancipacionesnacionales e, incluso como una tercera vía entre capitalismo y socialismo, pese a sus evidentes inclinaciones exteriores hacia la Unión Soviética y sus buenas relaciones con la Cuba de Castro. Detrás de esta postura radicaban tanto el “mito de la Argelia postcolonial”, de gran predicación entre algunos intelectuales huérfanos de aquella identificación de la vanguardia cultural con el terrorismo militanteescindido de la efímera ‘Nueva Izquierda’, error de cálculo en el que había incurrido incluso Sartre, como, en términos estrictamente panarabistas, la pugna constante con el otro gran rival, el Egipto liderado por Nasser.
¿Qué se escondía detrás de este mito? La traumática experiencia descolonizadora, un régimen de partido único con clientelas militares y burocráticas que patrimonializaban(y patrimonializan) una economía dependiente de las panaceas petrolíferas y una sociedad civil tutelada. En realidad, el nacionalismo argelino no renunció en absoluto al Islam, al contrario que el nasserista que mantuvo con él una relación de tira y afloja. Tras su independencia, el nuevo Estado se legitimó de acuerdo a una “esencia argelina”, identificada en exceso con lo árabo-musulmán y no deltodo representativa en un país atravesado por etnias beréberes, minorías judías y cristianas, elites francófonas y dicotomías y transversalidades laico-musulmanas .
El Frente de Liberación Nacional (FLN), el partido que se había arrogado la exclusiva de la independencia, no dudó en ceder resquicios de la legalidad, de la sociedad civil y de la teología académica, al islamismo para debilitar aotras ideologías políticas y, sobre todo, para combatir la apuesta del sector mayoritario de la oposición islamista, que trataba de instaurarse como una corriente reformista dentro del régimen con el objetivo de enmendar sus excesos materialistas e influir, mediante la reivindicación intelectual y política de la sharia. El Estado, o mejor, el FLN, acompañaría estas medidas simbólicas con unacreciente represión. Finalmente el islamismo reformista elevaría el tono de sus demandas y acercaría posturas con el otro sector yihadista, un “maquis” insurgente que, desde las montañas y zonas rurales, reivindicaba la lucha armada. De esta manera, si la corriente reformista podía pretenderse a sí misma como heredera del islamismo intelectual y urbano, propio de la experiencia islamista egipcia, conla que guardaba evidentes paralelismos, tales como la disputa contra un Estado nacionalista árabe o las similares experiencias en prisión de sus líderes, el argelino Abassi Madani y el egipcio Said Qutb, la corriente insurgente podía legitimarse en tanto que solidaria con la causa afgana, yihad a la que acudieron no pocos argelinos, y heredera directa y auténtica de los guerrilleros quecombatieron contra las tropas francesas y los pied-noirs, de hecho, uno de sus comandantes, Mustafá Buyali, era un veterano de la guerra de independencia que había roto con el FLN, partido al que acusaban de ser un continuador de los intereses franceses.
Las oligarquías y sus clientelas, que consideraban el nuevo Estado como un negocio y una vía de movilidad social, hicieron crecer el aparato...
No es casualidad que el yihadismo argelino propugnara una agenda tan marcadamente local. Antes al contrario, este islamismo no surgió en un terreno virgen, sino en una dinámica social tan ideológicamente articulada como la explosiva Argelia tres décadas después de su desgarradora descolonización, repleta de identidades, tradiciones y facciones quesimplificaban el acomodo de prioridades.
La importancia que los argelinos se atribuían a ellos mismos desde su independencia resulta clave para explicar el desarrollo y los derroteros de su yihad. En efecto, es conocida la preeminencia que, dentro del Tercer Mundo, se arrogó a sí misma la Argelia postcolonial. El estado recién independizado se presentó como ejemplo para otras emancipacionesnacionales e, incluso como una tercera vía entre capitalismo y socialismo, pese a sus evidentes inclinaciones exteriores hacia la Unión Soviética y sus buenas relaciones con la Cuba de Castro. Detrás de esta postura radicaban tanto el “mito de la Argelia postcolonial”, de gran predicación entre algunos intelectuales huérfanos de aquella identificación de la vanguardia cultural con el terrorismo militanteescindido de la efímera ‘Nueva Izquierda’, error de cálculo en el que había incurrido incluso Sartre, como, en términos estrictamente panarabistas, la pugna constante con el otro gran rival, el Egipto liderado por Nasser.
¿Qué se escondía detrás de este mito? La traumática experiencia descolonizadora, un régimen de partido único con clientelas militares y burocráticas que patrimonializaban(y patrimonializan) una economía dependiente de las panaceas petrolíferas y una sociedad civil tutelada. En realidad, el nacionalismo argelino no renunció en absoluto al Islam, al contrario que el nasserista que mantuvo con él una relación de tira y afloja. Tras su independencia, el nuevo Estado se legitimó de acuerdo a una “esencia argelina”, identificada en exceso con lo árabo-musulmán y no deltodo representativa en un país atravesado por etnias beréberes, minorías judías y cristianas, elites francófonas y dicotomías y transversalidades laico-musulmanas .
El Frente de Liberación Nacional (FLN), el partido que se había arrogado la exclusiva de la independencia, no dudó en ceder resquicios de la legalidad, de la sociedad civil y de la teología académica, al islamismo para debilitar aotras ideologías políticas y, sobre todo, para combatir la apuesta del sector mayoritario de la oposición islamista, que trataba de instaurarse como una corriente reformista dentro del régimen con el objetivo de enmendar sus excesos materialistas e influir, mediante la reivindicación intelectual y política de la sharia. El Estado, o mejor, el FLN, acompañaría estas medidas simbólicas con unacreciente represión. Finalmente el islamismo reformista elevaría el tono de sus demandas y acercaría posturas con el otro sector yihadista, un “maquis” insurgente que, desde las montañas y zonas rurales, reivindicaba la lucha armada. De esta manera, si la corriente reformista podía pretenderse a sí misma como heredera del islamismo intelectual y urbano, propio de la experiencia islamista egipcia, conla que guardaba evidentes paralelismos, tales como la disputa contra un Estado nacionalista árabe o las similares experiencias en prisión de sus líderes, el argelino Abassi Madani y el egipcio Said Qutb, la corriente insurgente podía legitimarse en tanto que solidaria con la causa afgana, yihad a la que acudieron no pocos argelinos, y heredera directa y auténtica de los guerrilleros quecombatieron contra las tropas francesas y los pied-noirs, de hecho, uno de sus comandantes, Mustafá Buyali, era un veterano de la guerra de independencia que había roto con el FLN, partido al que acusaban de ser un continuador de los intereses franceses.
Las oligarquías y sus clientelas, que consideraban el nuevo Estado como un negocio y una vía de movilidad social, hicieron crecer el aparato...
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