la cabaña del tio tom
––Por cierto, Arthur, ¿quién era ese tipo vulgar quehas plantado en nuestra mesa hoy?
––Se llama Haley ––dijo Shelby, moviéndose inquieto en el sillón y sin levantar los ojos de la carta.
––Haley.¿Quién es, y qué quería aquí, si puedo preguntártelo?
––Pues es un hombre con el que hice algunos negocios la última vez que estuve en Natchez ––dijo elseñor Shelby.
––¿Y por eso se sintió libre de venir aquí a cenar, como Pedro por su casa?
––No; lo invité yo. Tenía algunas cuentas pendientes con él––dijo Shelby.
––¿Es tratante de negros? ––preguntó la señora Shelby, al notar cierta turbación en la actitud de su marido.
––¿Qué te ha hecho pensar eso,querida? ––preguntó Shelby, levantando la vista.
––Nada; sólo que vino Eliza después de cenar, muy agitada, llorando y gimiendo, y dijo que hablabascon un comerciante y que lo oyó hacer una oferta por su hijo. ¡Qué tonta es!
––Conque eso dijo, ¿eh? ––dijo el señor Shelby, volviendo a ocuparse
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