la comida chatarra
En el estudio, publicado en 'International Journal of Obesity',participaron 3.000 adultos entre 25 y 74 años residentes en Gerona. El objetivo era comprobar cómo el consumo de comida rápida afecta a un población que tradicionalmente ha seguido una dietamediterránea; tanto a sus hábitos alimenticios como a su estado de salud.
El 10% de los participantes consumía este tipo de alimentos al menos una vez al mes. Estos consumidores solían ser más jóvenes, eranfumadores con mayor frecuencia y tenían estudios de más grado que los demás. De este porcentaje, el 2,7% comía 'fast food' al menos una vez por semana y el 1,1% con más frecuencia. Este último gruporepresenta la población de más riesgo.
Cuanto mayor era la ingesta, mayor el desapego por la dieta mediterránea. No sucede, como cabría esperar, que se compense su ingesta con la de otros alimentos mássanos, como aceite de oliva o fruta, sino que, por el contrario, se tiende a empeorar la calidad de la alimentación, con los consiguientes riesgos.
A estos efectos nocivos de las hamburguesas, pizzas,patatas fritas, refrescos, etc., hay que sumar otros más conocidos. Los resultados mostraron que a medida que aumenta el consumo de comida basura se incrementa también la ingesta de energía, inclusodespués de omitir en el cálculo las calorías de estas raciones. Los aficionados al 'fast food' aportaban a su cuerpo 1,4 megajulios al día más que los no consumidores. Un exceso de energía que si no secompensa con actividad física puede resultar muy nociva.
"Uno podría especular que la energía extra que aporta la comida rápida (310 kilojulios al día si se toma una vez a la semana) detectada en...
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