La conquista del Alto Orinoco

La conquista del alto Orinoco
Es bien sabido que el Amazonas es un paraíso terrenal, emplazado en las mentes del mundo occidental como el Edén del que fueron expulsados sus ancestrosjudeocristianos. Y, como paraíso, está lleno de riquezas inconmensurables a la espera del hijo pródigo, para brindárseles de forma espontánea, para que sean usufructuadas como parte del mandato divino que lasantísima triada compartió con sus seguidores. O, al menos, es lo que los extranjeros han presumido que significa la palabra Amazonas, desde la colonia hasta nuestros días.
Lo más paradójico de laconcepción de la Amazonía, es que fluctúa siempre entre polos opuestos, que unidos logran –y lograron durante siglos- crear una serie de imaginarios que, de una u otra forma, justificaron los atropellosdesenfrenados que sufrió la región tan pronto los europeos se adentraron en la selva.
El Amazonas fue un mito1 occidental antes de ser una realidad americana. La región ha cautivado a aventureros ysaqueadores por igual, los cuales han ido llegando en busca de tesoros perdidos, etéreos e inexistentes. Este mito parece reproducirse infecciosamente entre aquellos que ven la oportunidad de hacersericos, y es mucho más poderoso que la realidad. Los que se dejan llevar por él caen en una ceguera fanática, en la cual no ven más que lo que desean encontrar, su fin, y el resto lo ven como el medio.El mito también tiene un tesoro invaluable, igualmente etéreo y escurridizo, que ha atormentado a conquistadores y antropólogos por igual: El Dorado.
El principal engranaje para ignorar aquelloindebido éticamente es precisamente la dicotomía del mito, que se resume en la yuxtaposición del bien y del mal. De éste mecanismo se desprenden muchas más relaciones –civilización/salvajismo,cultura/naturaleza, provechoso/desechable, desarrollo/subdesarrollo, etc.-que terminan justificando las acciones realizadas allí. En esta tierra no hay ley, ni divina ni humana.
Por lo anteriormente...