Vivimos en un mundo que depende de forma creciente de la ciencia y la tecnología. Los procesos de producción, las fuentes de alimentación, la medicina, la educación, la comunicación o el transporteson todos campos cuyo presente y futuro están fuertemente ligados, al desarrollo tecnocientífico. La ciencia y la tecnología han contribuido de formas asombrosas a mejorar nuestras condiciones devida, aumentando tanto la esperanza de vida como su calidad, y transformando los modos de interacción humanos. Al mismo tiempo, sin embargo, han ocasionado también problemas y riesgos que requieren unanálisis serio y exhaustivo. El aumento de la contaminación, el uso de sustancias tóxicas, el deterioro progresivo del medio ambiente, la desertización, el empobrecimiento de la flora y la fauna, ylos accidentes y enfermedades relacionados con la tecnología son una parte importante de estos riesgos. No obstante, no solamente el medio ambiente y la salud se enfrentan en nuestros días a nuevosretos. El fenómeno de la globalización, representado por la economía a escala mundial, tiene también efectos indeseables sobre la distribución de la riqueza, aumentando las diferencias entre los paísesdesarrollados y en vías de desarrollo, y agravando las situaciones de pobreza en colectivos desfavorecidos. Asimismo, y aunque uno de los valores más preciados de la humanidad reside en la diversidadde sus culturas, la globalización supone una amenaza para las especificidades culturales y lingüísticas minoritarias o no dominantes, al mismo tiempo que, paradójicamente, contribuye a suconocimiento mutuo e intercomunicación.
La especial situación de los países iberoamericanos, muchos de ellos con sistemas de ciencia y tecnología en proceso de construcción o cristalización, demanda undesarrollo tecnocientífico en cuyo diseño se preste atención prioritaria a las necesidades peculiares de sus contextos naturales y sociales. El progreso no puede medirse hoy en día en términos puramente...
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