La mujer del collar de terciopelo

Páginas: 87 (21712 palabras) Publicado: 29 de marzo de 2012
La mujer del collar de
terciopelo
(Mil y un fantasmas)
Alejandro Dumas
ÍNDICE
I. EL ARSENAL
II. LA FAMILIA DE HOFFMANN
III. UN ENAMORADO Y UN LOCO
IV. MAESE GOTTLIEB MURR
V. ANTONIA
VI. EL JURAMENTO
VII. UNA BARRERA EN PARES EN 1793
VIII. DE CÓMO ESTABAN CERRADOS LOS MUSEOS Y LAS BIBLIOTECAS; PERO
DE CÓMO ESTABA ABIERTA LA PLAZA DE LA REVOLUCIÓN
IX. «EL JUICIO DE PARIS»
X. ARSÈNEXI. LA SEGUNDA REPRESENTACIÓN DEL «JUICIO DE PARIS»
XII. EL CAFETÍN
XIII. EL RETRATO
XIV. EL TENTADOR
XV. EL NÚMERO 113
XVI. EL MEDALLÓN
XV. UN HOTEL DE LA CALLE SAINT-HONORÉ
I. EL ARSENAL
El 4 de diciembre de 1846, mi navío se hallaba anclado en la bahía de Túnez desde
la víspera; me desperté hacia las cinco de la mañana con una de esas impresiones de
profunda melancolía que ponen losojos húmedos y el pecho hinchado para todo un
día. Esa impresión procedía de un sueño.
Salté al pie de mi catre, me puse un pantalón, subí al puente y miré al frente y a mi
alrededor. Esperaba que el maravilloso paisaje que se desarrollaba ante mi vista
apartase mi espíritu de esa preocupación, más obstinada precisamente porque tenía
una causa menos real.
Delante de mí tenía, a tiro defusil, la escollera que se extendía desde el fuerte de la
Goulette al fuerte del Arsenal, dejando un estrecho paso a los navíos que quieren
penetrar desde el golfo al lago. Este lago, de aguas azules como el azul del cielo que
reflejan, era agitado en ciertos lugares por el batir de alas de una bandada de cisnes,
mientras sobre las estacas plantadas de trecho en trecho para indicar bajos fondos,se
mantenía inmóvil, semejante a uno de esos pájaros que se esculpen sobre las
sepulturas, un cormorán que de pronto se dejaba caer en la superficie del agua con un
pez atravesado en el pico, tragaba ese pez, volvía a subirse a su estaca, y recuperaba
su taciturna inmovilidad hasta que un nuevo pez que pase a su alcance solicite su
apetito y, dominando su pereza, le haga desaparecer denuevo para volver a aparecer
a poco.
Y mientras tanto, cada cinco minutos el aire era cruzado por una hilera de flamencos
cuyas alas de púrpura destacaban sobre el blanco mate de su plumaje y, formando un
cuadrado, parecían un juego de cartas compuesto por el as de diamante únicamente, y
volando en una sola línea.
En el horizonte estaba Túnez, es decir, un montón de casas cuadradas, sinventanas,
sin aberturas, subiendo en forma de anfiteatro, blancas como la tiza y destacándose
sobre el cielo con una nitidez singular. A izquierda, como una inmensa muralla
almenada, se elevaban las montañas de Plomo, cuyo nombre indica ya su tinte
sombrío; a su pie se arrastraban el morabito y la población de Sidi-Fathallah; a la derecha
se distinguía la tumba de San Luis y el lugar en que estuvoCartago, dos de los
mayores recuerdos que existen en la historia del mundo. Detrás de nosotros se
balanceaba, anclado, el Montezuma, magnífica fragata a vapor con una fuerza de
cuatrocientos cincuenta caballos.
Desde luego, había en todo aquello motivos para distraer la imaginación más
preocupada. A la vista de todas aquellas riquezas, se hubiera olvidado la víspera, el día
presente y eldía siguiente. Pero mi espíritu, a diez años de allí, estaba fijo de forma
obstinada sobre un solo pensamiento que un sueño había clavado en mi cerebro.
Mi mirada se quedó clavada. Todo aquel espléndido panorama se fue borrando poco
a poco en la vaguedad de mis ojos. Pronto no vi ya nada de lo que existía. La realidad
desapareció; luego, en medio de aquel vacío nubloso, como bajo la varita de unhada,
se dibujó un salón de artesonados blancos, en cuyo fondo, sentada ante un piano por
cuyas teclas erraban negligentemente sus dedos, estaba una mujer inspirada y
pensativa a la vez, una musa y una santa. Reconocí a la mujer y murmuré como si
pudiera oírme:-Yo os saludo, María, llena de Gracia, mi espíritu está con vos.
Luego, sin intentar resistir a aquel ángel de alas blancas que,...
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