La Rana
Cuando llegó al estanque se agachó, la pequeña rana verde estaba tan embelesada que no semovió, el viento se paró para no molestar, y la joven de blanco extendió su mano hacia la ranita, que como hechizada se posó de un salto en la palma.
La joven habló muy suave.
- Hola ranita, cantastepara mi aquella noche y tu canto llegó a mis oídos y a mi alma, quise conocerte y agradecértelo, pero en el camino las sombras de la noche a la que pertenezco, quisieron llevarme a su mundo oscuro,rompieron mi imagen de plata, y dejé de oír tu canto.
Las sombras de la noche tienen cualquier forma, ¿sabes? y son capaces de engañarte, nunca te fíes de ellas, cuando lloré me consolaron con la mayorde las ternuras, cuando tuve frío me arroparon, y cuando les dije que había venido a escuchar tu canto, hicieron parar el viento y me besaron… pero sólo querían distraerme, les molesta mi luz, paraellas sólo existe el silencio y la oscuridad… y me la quieren arrebatar.
La joven de blanco desprendía una luz blanca de una pureza casi perfecta, continuó hablando a la ranita.
- Cuando pude vencerlas,me acerqué al estanque pero dormías, no quise despertarte y junto al tronco caído dejé mi diadema de estrellas, para que todos los días, cuando la miraras al despertarte te recordara mi brillo, ypoder volver algún día a recogerla.
La ranita seguía quieta en la palma de la mano de la joven de blanco.
La joven continuó:
- Esta noche he venido a llevarte conmigo.
La ranita no pudo hablar, estabaparalizada.
- ¡Ven conmigo ranita!, -siguió hablando la joven-, ¡ven conmigo a mi mundo!, ahí arriba, en el cielo, cantarás para mí todas las noches de plenilunio, y tu canto alejará las
sombras de la...
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