la reliquia

La reliquia
Esta historia tiene dos lados. A primera vista es muy graciosa, pero luego, da tristeza. Voy a hablar de una pieza de museo viviente que tengo en mi casa. Es Biba, la diminuta pekinesade mi madre. Juntas tienen una historia común: Han sido amigas y confidentes por 16 años. Efectivamente, los últimos 16 años han vivido juntas. Y según cuenta mi madre, se entienden con sólo unamirada. Biba fue un regalo de Liliana, la amiga veterinaria de mi madre. Se la regalo pues acababa de nacer en su consultorio y nadie la quería. Como a mi madre le gustan mucho los animales, la aceptógustosa y se la llevó a casa. En esa época mi madre estaba soltera, y se dedicó a hacerle tomar leche con un biberón muy chiquito. Biba creció con una personalidad muy definida, pensando que ella es ladueña de la casa y que los demás seres humanos están para obedecerla. Excepto mi madre, pues a ella es a la única persona a la que obedece. Como dueña de casa, Biba se prende de los pantalones de todaaquella persona que entra a la casa, gruñe y se deja empujar sin soltar el extremo del pantalón, con lo cual, los gasfiteros, electricistas, carteros y cuanta persona debe acercarse a la casa ya laconocen y la evitan lo mejor que pueden. El caso es que cuando Biba tenía tres años, yo nací y fue todo un shock para ella. Me odio a primera vista, durante mi niñez me mordió muchas veces, felizmentesus dientes son chiquitos y no hace gran daño pero tengo recuerdos bastante desagradables de infancia con respecto ella. Con la edad se hizo más defensora de su territorio. Como duerme en un sillón delcuarto de mi madre, en realidad cree que todo el cuarto es suyo y se disgusta muchísimo cuando hay personas a su alrededor, o sea que básicamente siempre anda disgustada y dispuesta a mordercualquier parte de la anatomía de cualquiera de nosotros que se le acerque. Cuando nació mi hermanito yo ya tenía siete años, y con él pasó exactamente lo mismo que conmigo: no fue bienvenido. Biba y mi...