La vida sexual humana
Señoras y señores:
A primera vista parece que todo el mundo se halla de acuerdo sobre el sentido de
«lo sexual», asimilándolo a lo indecente: esto es, aquello de que no debe hablarse entre
personas correctas. Hasta mis oídos ha llegado la curiosa anécdota siguiente: Los
alumnos de un célebre psiquiatra, queriendo convencer a su maestro deque los síntomas
de los histéricos poseían, con extraordinaria frecuencia, un carácter sexual, le
condujeron ante el lecho de una histérica, cuyos accesos simulaban, innegablemente, el
parto. Mas el profesor exclamó con aire despectivo: «Está bien; pero el parto no tiene
nada de sexual.» En efecto: un parto no es siempre un acto incorrecto y poco decoroso.
Extrañaréis, sinduda, que me permita bromear sobre cosas tan serias. Pero he de
advertiros que no se trata únicamente de una chanza más o menos ingeniosa, pues, en
realidad, resulta muy difícil delimitar con exactitud el contenido del concepto de «lo
sexual». Lo más acertado sería decir que entraña todo aquello relacionado con las
diferencias que separan los sexos; mas esta definición resultaría tanimprecisa como
excesivamente comprensiva. Tomando como punto central el acto sexual en sí mismo,
podría calificarse de sexual todo lo referente a la intención de procurarse un goce por
medio del cuerpo y, en particular, de los órganos genitales del sexo opuesto, o sea todo
aquello que tiende a conseguir la unión de los genitales y la realización del acto sexual.
Sin embargo, estadefinición tiene también el defecto de aproximarnos a aquellos que
identifican lo sexual con lo indecente y hacernos convenir con ellos en que el parto no
tiene nada de sexual. En cambio, considerando la procreación como el nódulo de la
sexualidad, se corre el peligro de excluir del concepto definido una gran cantidad de
actos, tales como la masturbación o el mismo beso, que, presentando unindudable
carácter sexual, no tienen la procreación como fin. Estas dificultades con que
tropezamos para establecer el concepto de lo sexual surgen en todo intento de definición
y, por tanto, no deben sorprendernos con exceso. Lo que sí sospechamos es que en el
desarrollo de la noción de «lo sexual» se ha producido algo cuya consecuencia podemos
calificar utilizando un excelenteneologismo de H. Silberer, de «error por
encubrimiento» (Überdeckungsfehler).
Sin embargo, tampoco sería justo decir que carecemos de toda orientación sobre
lo que los hombres denominan «sexual». Una definición que tenga a la vez en cuenta la
oposición de los sexos, la consecución de placer, la función procreadora y el carácter
indecente de una serie de actos y de objetos quedeben ser silenciados; una tal
definición, repetimos, puede bastar para todas las necesidades prácticas de la vida; pero
resulta insuficiente desde el punto de vista científico, pues merced a minuciosas
investigaciones, que han exigido por parte de los sujetos examinados un generoso
desinterés y un gran dominio de sí mismos, hemos podido comprobar la existencia de
grupos enteros deindividuos cuya vida sexual difiere notablemente de la considerada
como «normal». Algunos de estos «perversos» han suprimido, por decirlo así, de su
programa la diferencia sexual, y sólo individuos de su mismo sexo pueden llegar a
constituirse en objeto de sus deseos sexuales. El sexo opuesto no ejerce sobre ellos
atracción sexual ninguna, y en los casos extremos llegan a experimentarpor los órganos
genitales contrarios una invencible repugnancia.
Estos individuos, que, naturalmente, han renunciado a toda actividad procreadora,
reciben el nombre de homosexuales o invertidos y son hombres o mujeres que muchas
veces, aunque no siempre, han recibido una esmerada educación, poseen un nivel moral
o intelectual muy elevado y no presentan, fuera de esta triste...
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