LA VIRGEN DE LA SIETE CALLES
Desde los tiempos del rey hasta bien entrada la república, eran siete, bien contadas. La séptima arrancaba precisamente de donde es hoy el "mercadito de oro" eiba hacia el sudoeste, casi paralelamente a la prolongación de Isabel la Católica. Pero un buen día de esos, hace ya un siglo, el propietario de los terrenos situados a uno y otro lado de la séptimatomó la heroica decisión de cerrar la calle, o más bien dicho callejón, que no era más por entonces, para consolidar su propiedad y hacer que ésta, en vez de dos, partidas a lo sesgo, fuera solamenteuna e indivisible. Se trataba de un señor con bastante dinero en los bolsillos, muchas vinculaciones en la sociedad cruceña de la época y muy bien ubicado en la política, como que era nada menos quegobiernista de los más decididos.
Sabida la noticia de que aquel señor había cerrado la calle en su provecho, sin importarle una pitajaya ni un guapomó los derechos y necesidades del vecindario, elpresidente municipal -no había por entonces alcalde- se vio obligado a tomar las medidas del caso. Pero como era también gobiernista y muy amigo del cerrador de calles, vio por conveniente no hacer lascosas en persona. Mandó a su intendente que fuera al lugar, observara lo hecho y finalmente resolviera lo que correspondía en justicia.
Dizque el tal intendente era hombre de poca sal en la...
Regístrate para leer el documento completo.