la voluntad del saber

La voluntad del saber
Michel Foucault
Durante mucho tiempo, uno de los privilegios característicos del poder soberano fue el derecho de vida y muerte. Derivaba formalmente de la vieja patria potestas que daba al padre de familia romano el derecho de “disponer” de la vida de sus hijos y de sus esclavos.
Desde el soberano hasta sus súbditos, ya no9 se concibe que tal privilegio se ejerza en loabsoluto e incondicionalmente, sino en los únicos casos en que el soberano se encuentra expuesto en su existencia misma: una especie de derecho de réplica.
Si es unos de sus súbditos el que se levanta contra el soberano, entonces éste puede ejercer sobre su vida un poder directo: a titulo de castigo, lo matará.
El derecho de vida y muerte está condicionado por la defensa del soberano y su propiasupervivencia. Este derecho, tanto en esa forma moderna, relativa y limitada, como en su antigua forma absoluta, es un derecho disimétrico. El derecho de vida y muerte es en realidad el derecho de hacer morir o dejar vivir.
El poder era ante todo derecho de captación: de las cosas, del tiempo, los cuerpos y finalmente la vida; culminaba en el privilegio de ésta para suprimirla.
El occidenteconoció desde la edad clásica una profundísima transformación de esos mecanismos de poder. Un poder destinado a producir fuerzas, a hacerlas crecer y ordenarlas más que obstaculizarlas, doblegarlas o destruirlas. A partir de entonces el derecho de muerte tendió a desplazarse o al menos a apoyarse en las exigencias de un poder que administra la vida.
Esa muerte, que se fundaba en el derecho delsoberano a defenderse, apareció como el simple respaldo del derecho que posee el cuerpo social de asegurar su vida, mantenerla y desarrollarla. Sin embargo, nunca las guerras fueron tan sangrientas como a partir del siglo XIX. Ese formidable poder de muerte, parece ahora como el complemento de un poder que se ejerce positivamente sobre la vida, que procura administrarla, aumentarla, multiplicarla,ejercer sobre ella controles precisos y regulaciones generales. Las guerras ya no se hacen en nombre del soberano al que hay que defender, sino en nombre de la existencia de todos; se educa a poblaciones enteras para que se maten mutuamente en nombre de la necesidad que tienen de vivir.
Hoy la situación atómica se encuentra en la desembocadura de ese proceso: el poder de exponer a una población auna muerte general es el respaldo del poder de garantizar a otra su existencia. El principio de poder matar para poder vivir, que sostenía la táctica de los combates, se ha vuelto principio de una estrategia entre Estados. Si el genocidio es por cierto el sueño de los modernos, se debe a que el poder reside y ejerce en el nivel de la vida, de la especie, de la raza y de los fenómenos masivos depoblación.
Junto con la guerra, la pena de muerte fue mucho tiempo la otra forma de derecho de espada. Desde que el poder asumió como función administrar la vida, no fue el nacimientos de sentimientos humanitarios lo que hizo cada vez más difícil la aplicación de la pena de muerte, sino la razón de ser del poder y la lógica de su ejercicio.
El viejo derecho de hacer morir o dejar vivir fuereemplazado por el poder de hacer vivir o de rechazar la muerte. Quizá se expliquen así esa descalificación de la muerte señalada por la reciente caída en desuso de los rituales que la acompañan.
Ese poder de la vida se desarrollo desde el siglo XVII en dos formas principales, son dos polos enlazados por todo un haz intermedio de relaciones:
• Uno de los polos, el primero: fue centrado en el cuerpocomo maquina; su educación, el aumento de sus aptitudes, el arrancamientos de sus fuerzas, el crecimiento paralelo de su utilidad y docilidad, su integración en sistemas de control eficaces y económicos, todo ello quedo asegurado por procedimientos de poder característicos de las disciplinas: anatomopolítica del cuerpo humano.
• Otro de los polos, el segundo: formado hacia mediados del siglo...