Laicidad

Laicidad, Necesaria Y Posible
Gracias a María del Carmen Galayo Macías, una de los 17.000 profesores de religión católica contratados por el Estado que ha llevado el caso de su despido al Tribunal Superior de Justicia de Canarias, los magistrados que conocen del caso han podido enviar el asunto ante el Tribunal Constitucional para que se pronuncie en una cuestión que pone de manifiesto lasaporías conceptuales y jurídicas que resultan de querer asociar a los poderes públicos con la catequesis de una confesión religiosa.
La cuestión de inconstitucionalidad planteada obligará al alto tribunal a pronunciarse sobre el conjunto de los Acuerdos con la Santa Sede, acuerdos que amparan la posibilidad de juzgar la idoneidad de un enseñante contratado por el Estado en función no de susconocimientos sobre la materia, como a cualquier otro enseñante, sino en razón de sus íntimas convicciones, de sus comportamientos privados o sus vínculos sexuales y afectivos en flagrante contradicción con los propios valores del Estado constitucional.
Desde 1998 el empleo de los 17.000 docentes en la escuela pública, contratados por el Estado, depende cada año del arbitrio de los correspondientesobispos, lo que demuestra que no nos encontramos ante una enseñanza de conocimientos, de orden académico, ni ante un conocimiento curricular sino ante un catecumenado, integrado en la Escuela Publica y financiado por un Estado constitucionalmente aconfesional. Un supuesto de lesa laicidad.
Los días 20 y 21 de julio ha tenido lugar el 11 Encuentro por la laicidad en España desarrollado bajo losauspicios de la Fundación Ferrer i Guardia y por el movimiento Europa laica, en Barcelona y gracias a los mismos he podido compartir mesa con referencias de pensamiento laicista tan valiosas y contradictorias como la de Salvador Pániker y Gonzalo Puente Ojea. En esos encuentros he manifestado, que a mi juicio el problema de la idea de laicidad en España desde 1978 y su poco conocimiento público. inclusoentre la izquierda socialista, o la derecha liberal, nace, además de por el activismo católico-romano en la defensa de una posición de privilegio, también de una debilidad conceptual propia y es que la laicidad no ha sido definida conforme a su verdadera naturaleza de regla de convivencia democrática y como fórmula de construcción de una verdadera ciudadanía política sino que ha sido entendida pormuchos laicistas «desde el ateísmo»: leía en una lista de correos laica la definición de los «laicos» como «quienes desde el ateísmo respetamos las creencias ajenas y exigimos que nos dejen exponer las nuestras».
Creo que esta definición es una formulación de la laicidad muy excluyente y políticamente poco constructiva que no permite su asunción generalizada y que dificulta el logro de la mejorvirtualidad que tiene la idea laica: la de ser precisamente espacio de encuentro y de mediación política.
Como tiene dicho Salvador Pániker no se puede confundir la laicidad como estrategia cívico-política con las opciones ateas o agnósticas, que no dejan de ser opciones filosóficas de orden independiente de la política: «La idea de un mundo profano, de un cosmos desacralizado, "desmusicalizado",es un invento reciente -e ilusorio- del espíritu humano; es el gran equívoco de la tan traída y llevada modernidad. Bien está que el aparato estatal se haga laico, que se genere una ética civil y que la enseñanza se emancipe de las iglesias. Pero eso en nada tiene que ver con el supuesto "desencantamiento" del mundo (... ). Es precisamente el logos, y no el mito, el que nos devuelve a unarealidad infinitamente misteriosa, velada, terrible y fascinante».
Por mi parte he intentado propugnar una laicidad que convoque a todos, y no solamente a los ateos o agnósticos, es decir una laicidad que no se manifieste como una opción metafísica encubierta, como una «religión negativa subyacente» sino en el mismo sentido en el que la utiliza en sus últimas intervenciones públicas Rodríguez Zapatero...