Las dos chelitas de julio garmendia
–Chelita –le dice–, ¡te cambio tu sapo por la campana de plata con la cintaazul!
Pero no, Chelita la de enfrente no cambia su sapo por la campana de plata con la cinta azul... no lo cambia por nada, por nada en el mundo. Está contenta de tenerlo, de que se hable de él –yde ella, por supuesto–, y de que Pablo el jardinero diga, muy naturalmente, cuando viene a cortar la grama:
–Debajo de los capachos está durmiendo el sapo de la niña Chelita.
Cuando empieza aanochecer, sale el sapo de entre los capachos, o del húmedo rincón de los helechos; salta por entre la cerca y se va a pasear por la acera. Chelita lo ve, y tiembla de miedo, no lo vaya a estropear unautomóvil, o lo muerda un perro, o lo arañe la gata de la otra Chelita. Tener un sapo propio es algo difícil, y que complica extraordinariamente la vida; no es lo mismo que tener un perro, un gato oun loro. Tampoco puede usted encerrarlo, porque ya entonces el sapo no se sentiría feliz, y esto querría decir que usted no lo ama.
Agazapada en su jardín detrás de la empalizada, Chelita la deacá, mira, también con angustia, mientras el sapo da saltos por la calle; y exclama, profundamente asombrada:
–¡Qué raro! No puede correr ni volar... ¡Pobrecito el sapo!
Y se estremece cada vezque se acerca un automóvil, o si pasa un perro de regreso a su casa para la hora de la cena, o si brillan, de repente, unos ojos de gata entre las sombras. Al mismo tiempo, piensa, compara... ellatiene tantos animales -además de su muñeca Gisela- y nadie habla nunca de eso. En cambio, Chelita la de enfrente, no tiene más que un sapo, uno solo, y todo el mundo lo refiere, lo ríe y lo celebra....
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