las hinojosa
ALVARO ANTONIO BERNAL
La hermosura de doña Inés llamó a sí a don Pedro Bravo de Rivera (con razón llamaron a la hermosura “callado engaño”, porque muchos hablando engañan, y ella, aunque calle, ciega, ceba y engaña)
Rodríguez Freyle, El Carnero
Llama poderosamente la atención toda la escenografía y la trama pasional del caso de las Hinojosa dentro del contexto colonial de la época, como simiente de lo que siglos después se denominó como la crónica roja de pasquín, la narración negra urbana o el relato erótico de fotonovela. Todos ellos estigmatizados tradicionalmente como literatura de segunda clase dentro del canon formal. Lasanteriores aproximaciones nominales caben dentro de los Estudios Culturales y la Posmodernidad que permiten una apertura hacia una controversia que cuestiona cualquier tipo de relación del individuo con la realidad que lo rodea. Es decir, las voces marginales y periféricas están ahora dentro de una nueva pluralidad de discursos más liberales.
Este trabajo entonces, desea unir ciertos puntos decontacto entre una narración del siglo XVI con características específicas como camino o semilla potencial de un estilo narrativo contemporáneo. En otras palabras, pretendemos alcanzar aquella relación existente entre una crónica local historiográfica como El Carnero, a partir del renombrado caso de las Hinojosa, como puente a lo que se conoce en la actualidad como literatura urbana. Aunque no nosinteresa rastrear un género determinado si es oportuno al menos, redescubrir, asociar y hacer conexiones ínter temporales por medio de características que pueden llegar a ser comunes en textos y estilos separados cronológicamente.
EL CONTEXTO
Es importante realizar en principio un paneo histórico y cultural para caracterizar, delimitar e identificar el marco social en el que se desarrollóla obra de Rodríguez Freyle. La sociedad establecida en las colonias americanas del Nuevo Mundo durante este periodo se revestía ya de una muy interesante gama de grupos sociales y étnicos que se organizaban e interrelacionaban en una heteroglosia cultural que siglos después ha invitado a profundos y diversos estudios etnológicos y sociológicos. En principio, estaban los peninsulares que seguíanejerciendo su poder desde la metrópoli e insistían en ver los terrenos conquistados y sus gentes como valores brutos con fines exclusivamente económicos. Las colonias entonces, eran administradas como fábricas de cuya producción se seguiría beneficiando el imperio para esta época en declive. El grupo que seguía en jerarquía a los anteriores eran los tradicionalmente llamados criollos o aquelloshijos de europeos nacidos en las Américas. Esta elite en su gran mayoría letrada empezaba a ejercer cierta pugna con los españoles con el firme objetivo de una emancipación o de una insubordinación ante la corona que les dejaría como amos y señores de un paisaje social, cultural y ante todo económico. El sustrato que permanecía (y aun permanece en diferentes circunstancias) flotando entre esebinarismo de peninsulares y criollos lo conformaban los mestizos, una mayoría segregada. Finalmente, completaban esta escala los grupos endémicamente discriminados y oprimidos como lo eran los indígenas, negros, mulatos, zambos y todas sus variables combinatorias. La convivencia de estos sectores de la sociedad se marcaba por una serie de prejuicios y era como en el presente, tan belicosa y conflictivacomo ampliamente politizada y anárquica:
La polaridad racial entre ocupantes de origen europeo por una parte, y los indígenas, los negros esclavos traídos del África y todas las variantes de mezclas raciales originadas de estos tres componentes básicos, por otro originó el concepto social de castas...el concepto, que englobaba despectivamente una variedad infinita de matices raciales no...
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