Las Setas
Laafición a coger setas ha aumentado de modo asombroso, no hay más que ir a cualquier bosque un fin de semana otoñal para comprobar la presencia de personas que van echando en una bolsita los hongos queencuentran. El motivo de tal afición se reduce a obtener unos alimentos que tienen fama de sabores especiales, sin considerar un conocimiento científico sobre los hongos en general. El riesgo deintoxicación afecta a este grupo de personas aficionadas a su consumo, y de vez en cuando aparece alguna familia afectada por comer setas venenosas.
Lo sorprendente es que especies tóxicas hay muy pocas enEuropa, unas 50, y verdaderamente temibles sólo media docena, por lo que con solo conocer estas pocas se evitarían esos lamentables casos. La culpa hay que atribuirla a una serie de falsas reglasempleadas para conocer las setas como: tener buen aspecto, por su parecido a los níscalos o a los champiñones, por su color discreto, por su carencia de mal olor, porque siempre son comestibles las de tallugar, por superar la prueba absurda de cocerlas junto a una moneda de plata y no oscurecerla, la imposible destrucción del veneno sumergiendo las setas en vinagre y sal, la deducción de su inocuidad porla comprobación de que no fueron tocadas por animales como erizos, víboras, sapos, caracoles o babosas. No es definitivamente eficaz la prueba de dar de comer con antelación a gatos o perros, puesaparte de su diferente sensibilidad con respecto a las personas, tardan a veces tanto tiempo en aparecer los síntomas de intoxicación que erróneamente podría pensarse que eran comestibles, y ciertas...
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