leyenda dama el abanico
Páginas: 2 (384 palabras)
Publicado: 30 de junio de 2014
LA DAMA DEL ABANICO
Leyenda de la místeríosa mujer que se quedo esperando eternamente a su amado al píe de la catedral de Durango.
Cuenta la leyenda que DonLuis Romero del Real y camargo, aristócrata de buen abolengo, llego a vivir a la provincia de Durango con su esposa y sus tres hijas,bellas muchachas,llenas de virtudes ybuenos principios.
La menor de ellas,Ana Luisa, era una muchacha devota y grácil que pasaba la mayor parte del tiempo en la catedral de la ciudad, ayudando a los necesitadosy bordando primorosos manteles. Un día, caminando por la calle principal, tropezó accidentalmente con un joven militar,perteneciente al
ejército conservador. Los mantelesrecién almidonados volaron por los aires, Ana Luisa yacía sobre el piso con el montón de manila enredado en
la cabesa; al ver lo sucedido, Juan Luis Terreros como sellamaba el militar, se disculpo una y mil veses. Cuando Ana Luisa levanto el rostro quedo profundamente enamorada de su hermosura.
El uniforme galoneado resaltaba las delicadasfacciones del militar. Ana Luisa, al verlo solo pudo sonrojarse.
Desde aquel día los jóvenes pasaron inolvidables tardes idílicas, ya que, cuando el sol comenzaba adeclinar, la amada lo esperaba
al pie de la catedral, moviendo el abanico, en señal de estar comprometida.
Trascurrieron varios meses, asta que Juan Luis tuvo que partir a suregimiento. Antes de marcharse, juro amor eterno a su amada.
Ana Luisa tenia ya 47 años cuando recibió aquella carta tan cruel, fechada 18 años atrás, donde le anunciabaque a causa de encontrase junto a unas minas, en pleno campo de batalla,
el general Juan Luis de Terreros y Mendoza había fallecido.Las esperanzas un tanto marchitas...
Leyenda de la místeríosa mujer que se quedo esperando eternamente a su amado al píe de la catedral de Durango.
Cuenta la leyenda que DonLuis Romero del Real y camargo, aristócrata de buen abolengo, llego a vivir a la provincia de Durango con su esposa y sus tres hijas,bellas muchachas,llenas de virtudes ybuenos principios.
La menor de ellas,Ana Luisa, era una muchacha devota y grácil que pasaba la mayor parte del tiempo en la catedral de la ciudad, ayudando a los necesitadosy bordando primorosos manteles. Un día, caminando por la calle principal, tropezó accidentalmente con un joven militar,perteneciente al
ejército conservador. Los mantelesrecién almidonados volaron por los aires, Ana Luisa yacía sobre el piso con el montón de manila enredado en
la cabesa; al ver lo sucedido, Juan Luis Terreros como sellamaba el militar, se disculpo una y mil veses. Cuando Ana Luisa levanto el rostro quedo profundamente enamorada de su hermosura.
El uniforme galoneado resaltaba las delicadasfacciones del militar. Ana Luisa, al verlo solo pudo sonrojarse.
Desde aquel día los jóvenes pasaron inolvidables tardes idílicas, ya que, cuando el sol comenzaba adeclinar, la amada lo esperaba
al pie de la catedral, moviendo el abanico, en señal de estar comprometida.
Trascurrieron varios meses, asta que Juan Luis tuvo que partir a suregimiento. Antes de marcharse, juro amor eterno a su amada.
Ana Luisa tenia ya 47 años cuando recibió aquella carta tan cruel, fechada 18 años atrás, donde le anunciabaque a causa de encontrase junto a unas minas, en pleno campo de batalla,
el general Juan Luis de Terreros y Mendoza había fallecido.Las esperanzas un tanto marchitas...
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