Leyendas urbanas

Páginas: 5 (1128 palabras) Publicado: 27 de agosto de 2013
 VICO Y EL DUENDE
Huambaló es una parroquia rural del cantón Pelileo, cerca de Baños. En tiempos pasados existía allí una quebrada conocida como Gualagchuco. Se decía que aquel sitio era pesado[2] porque en el fondo, entre las grietas formadas por un riachuelo que corría por el lugar, habitaba el Duende.
Los huambaleños evitaban pasar cerca de la quebrada después de las seis de la tarde, horaen que aquella criatura del infierno, hijo del demonio[3], salía por los alrededores a perseguir a la gente, en especial a los chicos que se pasaban en la calle jugando bolas hasta altas horas de la noche.
Vivía allí un muchacho como de diez años llamado Vico. El muchacho, callejero y amigo al juego de bolas y trompos, se quedaba en la calle hasta que oscurecía. Su abuela, que siempre estabapendiente de él, solía ir a buscarlo y le aconsejaba que se enderezara, que dejara de ser andariego porque si no se le iba a asomar el Duende.
Vico nunca escuchó los consejos hasta que una tarde, cuando regresaba a su casa, se topó con un hombrecito pequeño, más pequeño que un enano. El hombrecito llevaba un enorme sombrero negro como los de los mariachis, su rostro era negro y velludo, usaba unponcho rojo, tenía los pies chiquitos y las manos inmensas y deformes, con las que pepeaba unas bolas.
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Vico cuando reconoció que frente a él estaba el Duende; pero en lugar de salir corriendo se acercó para observar aquellas bolas de colores increíbles. El demonio le invitó a jugar y Vico, a quien le brillaban los ojos de las ansias, aceptó.
Como estabaoscureciendo, fueron al lado de una tienda ubicada al filo de la quebrada, donde un foco alumbraba a las personas que llegaban a comprar allí. Vico hizo la bomba, ambos pusieron las bolas e iniciaron el juego. Las primeras partidas fueron para él, pues era un diestro jugador. Sin embargo, tras algunas pérdidas el hombrecito del enorme sombrero, que tenía el rostro encendido de las iras, se acomodó elponcho rojo hacia atrás y la suerte cambió a su favor. Vico no volvió a ganar y en pocas partidas se quedó sin una bola.
El Duende guardó las bolas en una bolsita de cuero que llevaba en la cintura y se acercó al muchacho ambicioso; parecía que quería atraparlo con aquellas manos inmensas y deformes. Vico se estremeció, sintió que el demonio se lo llevaba, mas para su suerte escuchó una voz conocida,la voz de su abuela que se aproximaba. El muchacho respiró aliviado y se dispuso a marcharse, no sin antes exigir una revancha para la próxima noche. El pequeño demonio, oculto en la oscuridad, inclinó el sombrero en señal de aceptación. La abuela de Vico llegó por él y se lo llevó a casa.
Esa noche el muchacho soñó que le cargaba el Malo[4], montado en un caballo negro. Varias veces se despertógritando, asustado. En la mañana, quiso contarle a su abuela sobre el encuentro de la noche anterior, pero se calló pues sabía que ella armaría el escándalo y lo llevaría a la iglesia, derechito a la pila de agua bendita; además, le prohibiría acudir a la cita nocturna en la cual estaba dispuesto a recuperar sus bolas a cualquier precio, aunque tuviera que engañar al mismo diablo.
A la tardeluego de la escuela, Vico pasó practicando en el patio de la casa. Al oscurecer, se dirigió a la iglesia. Entró allí en forma disimulada, mojó en la pila de agua bendita las bolas que traía en el bolsillo y se las guardó. Salió santiguándose y se encaminó a la cita en la quebrada. Encontró allí al Duende, escondido entre las sombras, cubierto el rostro con el enorme sombrero negro, sosteniendo labolsita de cuero. Sin decir palabra, Vico trazó la bomba y reanudaron el juego.
Igual que la noche anterior, el muchacho vicioso ganó las primeras partidas. El Duende, a quien parecía que le saltaban los ojos de la rabia, volvió a acomodarse el poncho rojo hacia atrás. Pero esta vez su suerte no cambió. Estaba con mala puntería y no le atinaba a la bomba, ni siquiera a corta distancia. Tiraba...
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