Libro album alas de fuego

Imagen 1: la Luz sobrenatural que bañaba el cráter del volcán se hizo más intensa (Un “ángel” mirando el volcán)
Imagen 2: Ahriel se volvió hacia los humanos y vio que todos miraban la tumba del Devastador (una mina gritando)
Imagen 3: La figura del devastador se alzó ante ellos, enorme, terrorífico y decididamente maléfico.



























- ¡Undemonio! – susurro, sobrecogida.
- Si – dijo una voz cerca de ella – Y tú lo has liberado.
- Ahriel volvió la cabeza y encontró a su lado a un Ángel de enormes y orgullosas alas blancas.
- Tu debes ser Yarael – dijo Ahriel - ¿Cómo has llegado aquí?
- Perdí el rostro de mi protegida, pero no tardé en encontrarlo.
- Ayúdame a liberarme del hechicero. Si eso es realmente un demonio, debemos…
- No – laatajó el Yarael – No confío en ti.
- ¡Pero no podías enfrentarte a él tu sola!
Yarael le dirigió una mirada severa y Arhiel callo. Entonces Ahriel compendió que nunca volvería a ser uno de ellos. Comprendió que, aunque quisiese regresar a casa, los demás ángeles jamás la dejarían volver.
Algo se clavó en su espalda como dos dagas ardientes y, lentamente, se volvió, temiendo enfrentarse a loque sabía que iba a encontrar.



















Imagen 4: El Devastador estaba allí, en pie, pletórico de fuerza y los miraba a ellos






























El devastador clavo sus ojos como brasas en Yarael. Y mantuvo fija su mirada, sin volver a preocuparse de Ahriel, como si no fuese un rival digna de tener.
Yarael pareció aceptar eldesafío.
- Vaya – dijo Marla – Por fin un Ángel de verdad.
Ahriel encajo el comentario hiriente sin un solo gesto. Los demás notaron entonces la presencia de Yarael. Kiara lanzo una exclamación ahogada. Ahriel volvió su mirada al Devastador. Comparados con el Devastador, la secta de los siniestro no era más que una pandilla de chiquillos traviesos.
- Mátala – dijo Marla fríamente.
ElDevastador lanzo un potente y aterrador rugido, y salto hacia Yarael. El Ángel respondió de buena gana.
Cuando Ambos se encontraron, todo el universo pareció notarlo.
Ahriel contempló la escena, sobrecogida. Ángeles y demonios eran enemigos ancestrales. Aunque Ahriel conocía las leyendas que presentaban a los demonios como Ángeles caídos en una era inmemorial, también sabía que ambas razasrepresentaban fuerzas opuestas, y que ninguno de los dos bandos vencería al otro jamás, porque estaban destinados a enfrentarse hasta el fin de los tiempos.
Un Ángel guardián como Yarael no era rival para aquella criatura, se dijo Ahriel. No, aquello era tarea para alguien de rango superior. ¿Pero dónde están?, se preguntó, desesperada. ¿Dónde están todos?
Nuevamente trato de romper el hechizo y,nuevamente, tuvo que renunciar. Ahriel no pudo evitar mirar a Marla. Cualquier demonio se habría lanzado contra un Ángel sin dudarlo, pero Ahriel sabía que aquel en concreto también atacaría a toda criatura que Marla le señalase, por lo contrario, no movería un dedo a menos que ella se lo ordenase. ¿En virtud de que extraño conjuro podría un demonio tan poderoso obedecer las ordenes de una insignificantehumana como ella?
Contemplando los rostros fascinados de sus compañeros, Ahriel creyó encontrar la respuesta.
Los Ángeles distinguían el bien del mal. Para ellos, todo era blanco y negro. En su misión, que ellos consideraban sagrada, los demonios eran sus contrarios y complementarios. Pero loshumanos no captaban los límites con tanta claridad. Los humanos podrían buscar el bien, pero también sentirse atraídos por el mal.
Desde aquel punto de vista, sólo un humano podía llegar a dominar un demonio. Porque los humanos conocían los dos caminos y, por tanto, podían elegir.
En cambio un demonio no podía escapar de su naturaleza.
Y un Ángel tampoco.
En aquel momento, Kiara Chilló....