Libro
DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
(4 de julio de 1776)267
Cuando, en el curso de los acontecimientos humanos, se hace necesario para un pueblo disolver los vínculospolíticos que lo han
ligado a otro y tomar entre las naciones de la tierra el puesto, separado e igual, a que las leyes de la naturaleza, y del Dios de esa naturaleza, le dan derecho, un justo respeto aljuicio de la humanidad
le obliga a declarar las causas que lo impulsan a la separación.
Sostenemos por evidentes, por sí mismas, estas verdades: que
todos los hombres son creados iguales; que sondotados por su
Creador de ciertos derechos inalienables, entre los cuales están la
vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar
estos derechos se instituyen entre loshombres los gobiernos, que
derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que siempre que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios el pueblo tiene el derecho areformarla
o abolirla, e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos
principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio
sea la más adecuada para alcanzar la seguridad y lafelicidad. La
prudencia, claro está, enseña que no se deben cambiar por motivos leves y transitorios gobiernos de antiguo establecidos; y, en
efecto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidadestá
más dispuesta a padecer, mientras los males sean tolerables, que
a hacerse justicia aboliendo las formas a que está acostumbrada.
Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigidainvariablemente al mismo objetivo, demuestra el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, tiene el derecho, tiene
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Ibidem,
pp. 107 y 108.
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APÉNDICE
el deber, dederrocar ese gobierno y establecer nuevas garantías
para su futura seguridad. Tal ha sido el paciente sufrimiento de
estas colonias; tal es ahora la necesidad que las obliga a reformar
su...
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