Liderazgo Para Bien O Para Mal

El liderazgo para bien o para mal
Por Bárbara Kellerman -
 
AL VER LA LITERATURA ACADÉMICA SOBRE EL LIDERAZGO, UNO PODRÍA CONCLUIR QUETODO LÍDER ES BUENO O, AL MENOS, BIEN INTENCIONADO, UNA DOSIS DE REALISMO NONOS HARÍA MAL
Nos contamos historias para poder vivir”, escribió alguna vez Joan Didion, explicando el optimismo infundado que exhiben los seres humanos. Las buenas historias hacen elmundo más soportable. Por ello, inevitablemente, queremos contar y que nos cuenten- historias que nos hagan sentir mejor, incluso sieso significa que no tengamos el cuadro tan completo como necesitamos. La gente que estudia a los líderes ha caído víctima de este impulso de manera estrepitosa. Durante décadas, casi todos los autores exitosos de libros sobre liderazgo han consentido los anhelos desus lectores (y tal vez los propios) por historias complacientes. Aunque recientemente unos pocos autores se han apartado de la ciega creencia en la bondad del liderazgo –destaca Sydney Firlkelstein en su libro Por qué fracasan los ejecutivos brillantes-, muchos de los grandes y exitosos autores esgrimen, a menudo con pasión, que los líderes efectivos son personas demérito o, al menos, de buenasintenciones. Parece ser que, casi por definición, las personas malas no pueden ser líderes. Si la mayoría de los líderes fuese gente respetable, sería fácil comprender por qué acentuamos lo positivo. Pero la realidad es que en todos lados existen líderes con defectos. En las empresas, la excesiva ambición personal y la codicia han llevado a muchos CEO a meterse en problemas con la ley. Solo en losúltimos dos años, muchos ejecutivos exitosos y poderosos han sido legalmente acusados de diversos fraudes financieros: Ande Fastow, de Enron, y Dennis Kozlowski, de Tyco, por nombrar a algunos. Incluso la diva de la vida doméstica Martha Stewart se unió a la banca de los acusados. Por supuesto que los líderes corporativos no monopolizan el mercado de los líderes malos. En la política abundan losejemplos más extremos. De inmediato vienen a la mente Hitler, Stalin y Pol Pot: todos ellos siniestros locos por el poder, y sin embargo altamente efectivos como líderes. Al margen de estos casos extremos, las historias sobre las caídas de servidores públicos más razonables pueblan los titulares de los periódicos. Tome el caso de Peter Mandelson, un miembro del gabinete de Tony Blair,respetado porsus destrezas políticas y su entendimiento delas políticas públicas. En 1998 fue forzado a renunciar después de revelarse que había aceptado un préstamo indebido por 373.000 para comprar una elegante vivienda en el barrio Notting Hill de Londres.
Es imposible negar que gente mala, o al menos indigna, muchas veces ocupa y ejerce con éxito encumbradas posiciones de liderazgo. Y ya es hora de que losexpertos en liderazgo reconozcan este hecho. Porque, al contrario delo que suponen esos expertos, podemos aprender tanto de la gente que consideraríamos malos ejemplos, como de aquellos que son buenos ejemplos y que escasean cada vez más en estos días. En las páginas que siguen intentaré explicar cómo llegamos a aceptar una idea tan distorsionada y moralista del liderazgo. Yal hacerlo esperovolver a introducir un poco de realidad al cuadro general.
Los líderes no siempre fueron buenos
Aunque gran parte del estudio contemporáneo sobre liderazgo se centra en líderes intachables, no siempre fue así. A lo largo de la historia casi todos los grandes teóricos de la política han reconocido la realidad de los líderes malos, muchas veces enfatizando la necesidad de controlar sus tendenciasmalignas. Los antiguos pensadores políticos-influenciados por tradiciones religiosas centradas en el bien y el mal, y muchas veces afectados personalmente por el trauma de la guerra y el desorden interno- tenían una visión más bien amarga de la naturaleza humana. Tome el caso de Maquiavelo, un actor de la política florentina de los siglos XV y XVI, a menudo testigo de brutales guerras. Famoso por...