literatira

Una historia cualquiera.

Era a mediados de los 80 mucho antes de que “El turco” dijera la nefasta frase, “ramal que para, ramal que cierra” y envio sin contemplaciones los trenes a una via muerta y junto con el tren, mi trabajo, mi profesión y mi forma de vida, el mismo destino recibieron mis compañeros, y tanta otra gente, cuya fuente de subsistencia era la reparacion de vias.
Vivir enCañuelas
Había llegado el invierno a Cañuelas, hacia frío y a las ocho de la mañana. Las quince cuadras que separaban el obrador en la estación, y la vieja casa se hacían largas, interminables.
Mis compañeros y yo las caminábamos todos los días, por la mañana apurados, y a pesar del frío, traspirando, un poco por el paso rápido y otro por el vino que nos salía por los poros, además del picante en lacomida que nos hacia el gordo, la noche anterior
El gordo pesaba como 130 Kg. bufaba y se ponía rojo como un tomate, sufria el esfuerzo de la caminata, al verlo tan agitado, como boqueando, yo pensába “este un dia de estos palma en el camino”, pero el gordo, era de quebracho colorado y se mantuvo firme como una estaca.
Siempre llegábamos sobre la hora para ocupar la via, el Ingeniero nosesperaba en su oficina del obrador, allí con cara de vinagre, mal cojido impartia las ordenes del día y de paso nos levantaba en peso, por cualquier boludez.
Nosotros no eramos gente dócil como los muchachos de la cuadrilla, mas bien eramos algo reveldones, nos hacíamos respetar, sabíamos que eramos buenos en lo nuestro y lo que hacíamos era indispensables para la obra, eso nos traia algunosencontronazos con el tipo
El nos veia como un mal necesario, como esos remedios, con una pila de contraindicaciones que te los tenes que tomar por mas que no te guste, yo siempre pensé “este h de p nos odia”.
Después del trabajo, al caer la tarde regresábamos mas relajados, paseábamos por el centro, comprábamos los víveres para la cena y de paso recreábamos la vista con las chicas del pueblo,algun piropo les tirábamos, a boca de jarro alguno decia “ mamita me quiero casar con vos” o pavadas semejantes, ellas como siempre nos ignoraban y seguian caminando; ya afuera del centro cruzábamos la plaza, un par de cuadras mas y estábamos en la casa. La casa que la empresa nos habia alquilado
La casa y la piba
La casa era bastante vieja con terreno lateral y fondo con pasto que rara vezcortaban, algunos arboles, llenaban de hojas seca el pequeño patio trasero, los yuyos crecían sin control y el bicherio andaba por todas partes
Tenia varias habitaciones, la humedad hacía manchas oscuras en las viejas paredes pintadas con cal , una mezcla de olores invadía los ambientes, por un lado el olor a fritanga de milanesas del día anterior, el olor de las frazadas que ya tenian cobijado a unsin números de cuerpos, antes que a nosotros, olor a bolsegos cansados por los kilómetros caminados, mixturado con olor a caroina que usabamos, como repelente de toda podredumbre, también había olores corporales, algunos muy desagradables alli nadie tenia el minimo sentido de la delicadeza y las buenas costumbres. El lugar no era justamente un liceo de señoritas, y lo mejor que te podia pasarera estar resfriado todo el tiempo.
En cada habitación había dos o tres camas, que ocupaban personas de distinto origen correntinos, entrerrianos, porteños, todos distintos, pero al mismo tiempo iguales, por ser mis compañeros de trabajo, con ellos pasaba la mayor parte de mis horas.
Había en la casa cinco o seis personas, en forma permanente a veces mas, algunos se iban a sus casas y al otrodia volvían, pero si se les ocurria quedarse, tenian una cama disponible o sea las camas se ocupaban y desocupaban permanentemente.
Los fines de semana la casa quedaba semivacía, ocupada solamente por los que no podían viajar por la distancia o por los soñadores que el sábado a la noche recorrían las calles de Cañuelas, en busca de esa diosa que les quite aunque sea por un rato la angustia...