Lo mejor para tu futuro
Mi buena madre apenas sime contaba hechos o dichos de mi padre. Los de Don Manuel, a quien, como todo el mundo, adoraba, de quien estaba enamorada- claro que castísimamente-, le había borradoel recuerdo de los de su marido. A quien encomendaba a Dios, y fervorosamente, cada día al rezar el rosario.
De nuestro Don Manuel me acuerdo como si fuese de cosa deayer, siendo yo niña, a mis diez años, antes de que me llevaran al Colegio de Religiosas de la ciudad catedralicia de Renada.
Me acuerdo, entre otras cosas, de que alvolver de la cuidad la desgraciada hija de la tía Rabona, que se había perdido y volvió, soltera y desahuciada, trayendo un hijito consigo, Don Manuel no paró hasta quehizo que se casase con ella su antiguo novio, Perote, y reconociese como suya a la criaturita, diciéndole:
San Manuel: Mira, da padre a este pobre crio que no letiene más que en el cielo.
Hija de la tía Rabona: ¡Pero Don Manuel, si no es mia la culpa..!
Ángela: “quiero dejar aquí consignado [...] todo lo que sé y recuerdo...”...
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