Lo triste de algunas cosas
El conglomeradode dictadura del proletariado con economía de mercado, indiscutible casamiento de conveniencia de la República Popular de China, viene siendo lucrativo para el crecimiento del país más poblado de laTierra pero con el sempiterno riesgo de parir un monstruito, como ha ocurrido en este caso. El origen de esta epidemia nada tiene que ver con el discordante, pero práctico, sistema chino, aunque sí esresultado de esa unión la corrupción de unas autoridades que a todos ambicionaron engañar con el Síndrome Respiratorio Agudo y Grave, hasta que la realidad les ha estallado en sus ciudades.
Ahora,cuando el virus anda suelto por varios lugares del planeta, cuando centenares de fallecidos y miles de afectados han tenido que luchar contra este síndrome, cuando la presión sobre el gobiernosobrepasa límites insospechados, ahora es cuando los mandatarios de Pekín reconocen que puede tratarse de una catástrofe para la Humanidad. Lo realmente lamentable es que estas confesiones flemáticas noimplican a esos gobernantes a costear la factura que está abonando el resto del mundo por su sandia ocultación.
Claro que, bien es cierto, que el sistema sanitario Chino ha sufrido un progresoprácticamente nulo. Sus características técnicas no están a la altura de prevenir un brote epidémico de estas particularidades. Si a esto añadimos el silencio gubernamental anteriormente citado junto con...
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