Lost Highway

Ahí estaba yo, mirándome fijamente a los ojos y preguntándome irónicamente que se suponía que estaba haciendo un hombre de mi edad desnudo delante del espejo del baño. Reflexionaba, me gustabareflexionar. Intentaba recordar cuando había sido la última vez que no había sentido ese vacío al mirarme a los ojos, en el fondo lo sabía, hacía tiempo que yo ya no era el mismo, no desde el accidente.A continuación me dispuse a realizar uno de esos pequeños placeres de los que disponía en mi rutinaria vida. Estar durante media hora en la ducha puede no parecer gran cosa, sin embargo esextraordinario tanto la lucidez con la que la mente puede llegar a pensar en ese estado de calma total como la belleza del agua cayendo sobre el cuerpo. Me pasaría horas ahí dentro si no fuera tan cara el aguapotable. Observando cada gota de manera única y singular, cayendo a camara lenta sobre mis manos, me sentí bastante idiota. No pude evitar cuestionarme desde cuando el mejor momento del día pudo ser laducha, siempre había sido un joven solitario, pero nunca del modo que lo era actualmente. Recuerdo que solía tener bastantes amigos, cuando cogía confianza era sencillo cogerme cariño, así fue comoconseguí a Audrey.

Ya vestido entré en el salón, ese salón de paredes blancas con diversos cuadros colgados dibujados por conocidos a los que había que echar una mano de alguna manera, eranhorribles, pero a ella le gustaban y yo perdí influencia en la toma de decisiones hace tiempo. Por lo demás, todo parecía normal: una mesa de hierro normal; una televisón normal; una sofá normal y unaestantería para guardar las típicas cosas innecesarias de lo más normal. Podía oirlo, ese sonido de silencio y paz, vivíamos en un pequeño apartamento en la periferia de la ciudad así que lo único, aparte dela nevera estropeada, que se oía era el sonido del viento cuando entraba en contacto con los árboles y los mirlos que solían posarse sobre nuestro balcón. Adoraba ese sonido.

Fue entonces cuando...