Maestro

Subversión y diseminación en Si esto es la vida, yo soy Caperucita Roja



2

INDICE

1. Introducción………………………………………………………….. 2 2. La incógnita del narrador y la incógnita de la estructura……………...3 3. Universo simbólico………………………………………………….…7 3.1. El bautizo carmesí. 3.2. El bosque de la vida. 3.2.1. La etapa de la ‘adolescencia’. 3.2.2. La etapa de la ‘juventud adulta’. 3.2.3. La etapade la ‘madurez’. 3.2.4. La etapa de la ‘senectud’. 3.3. El Lobo patriarcado. 4. La subversión en el seno del patriarcado…………………………….13 5. Referencias bibliográficas……………………………………………15

3

1. Introducción.
El peregrinaje de la Caperucita de Luisa Valenzuela es un gratificante hallazgo. Lo es, sobre todo, para el lector insatisfecho que, hastiado del anquilosamiento en el que se regodea unagran parte de la literatura posmoderna (el adjetivo, en realidad, le viene grande), encuentra en este magnífico texto ingredientes revitalizadores: osadía compositiva y subversión ideológica. Desde luego, no son pocos los textos literarios que, en las últimas décadas, han intentado desmarcarse del conservadurismo imperante con propuestas vanguardistas. Pero, como bien es sabido, el gesto vanguardistaes un arma de doble filo: en contadas ocasiones, abre un poro de la realidad de cuya existencia ni siquiera había sospecha, soterrando formas y conceptos carcomidos por su prolongada repetición; y, con demasiada frecuencia, atrae a especuladores literarios sin un átomo de talento en sus organismos que, con sus deformes e improductivas criaturas, no hacen más que fortalecer el estatus de lassacras efigies que pretendían derruir. Sin lugar a dudas, esta nueva irrupción de Caperucita en el juego de la escritura no es una anodina especulación; no es un fruto podrido, ni una acequia sin agua, ni un monstruo complaciente y sumiso. Es, por el contrario, una mirada arrogante y un manotazo subversivo que deconstruye los estereotipos narratológicos y la relación entre la mujer y la instituciónpatriarcal. Mi análisis, que se erigirá en cita a pie de página del texto, tratará de demostrar que el tejido de Valenzuela (de una Valenzuela borrada de la escritura) atesora las cualidades enunciadas. No obstante, soy consciente de que el acto que estoy a punto de acometer es innecesario, pues esta Caperucita diseminada habla por sí sola y, además, contestataria y esquiva, no se deja aprehender.¿Cómo echarle el lazo a este sarpullido rojo que se proyecta en múltiples direcciones, que está en todos los lugares al mismo tiempo y a la vez en ninguno de ellos?

4 Pero, aunque el análisis sea innecesario, estoy obligado a hacerlo; obligado a sistematizar un mecanismo líquido que se escurre entre los dedos.

2. La incógnita del narrador y la incógnita de la estructura.
La pregunta inicial nopuede ser más clara y directa: ¿Qué tipo de narrador teje y gobierna la estructura del relato? A un lector experto no debería resultarle demasiado difícil responder acertadamente —un acierto ilusorio, no obstante— a esta pregunta. En efecto, un lector experto —pero ingenuo— tardaría pocos minutos en resolver la incógnita del narrador; una incógnita que, para él, jamás habría sido una incógnita.Y, una vez resuelta una incógnita que no es tal de un modo sin duda certero y satisfactorio, se desalojaría el significado intrínseco del texto; se sustituiría su matriz dispersa e inaprensible por otra que funcionaría como eje motriz. De todos modos, esta usurpación no habría que considerarla delictiva; al fin y al cabo, ¿no ha consistido siempre el juego de la interpretación en una usurpación dela identidad inherente de los textos literarios? Por lo tanto, tampoco sería delictivo que yo, receloso y suspicaz por naturaleza, usurpara al usurpador lo que éste sin duda le usurparía al texto si penetrara en él provisto de su docta e ingenua mirada. Para lograr este fin, procederé, en primer lugar, de forma ingenua, para, acto seguido, realizar la inversión: El texto presenta varias voces...