Malvinas Y Latinoamerica

Décadas atrás, Juan Perón sostuvo que la etapa nacionalista tendía a su fin, que estábamos entrando en el continentalismo y que allí nomás -en el nuevo siglo- nos esperaba el universalismo. No es que la nación desapareciera, sino que el nacionalismo tendía a quedar subsumido como categoría menor dentro de nuevas formas superiores de integración. 

Cristina recoge parte de esa tradiciónperonista cuando habla de causa regional y global, pero también, un tanto contradictoriamente, enfatiza en ideas y prácticas nacionalistas que ya el último Perón consideraba superadas. Como que quisiera trasladar a nivel regional el conflicto argentino por Malvinas sin cambiarlo de carácter, sólo extendiéndolo espacialmente. 

Así, lo que más les solicita a los países hermanos del continente es queapoyen a la Argentina poniendo obstáculos a la relación entre las Islas e Inglaterra, aislando a los kelpers y bloqueando el comercio inglés para forzarlos a negociar. 

Se trata de un continentalismo al servicio de una causa nacional más que una reivindicación nacional que se integra dentro de un programa regional. Un continentalismo más de confrontación que de integración, que no nos devolverá lasIslas pero sí les dará excusas a los ingleses para acusarnos de actitudes alejadas de cualquier voluntad de negociación.
 
En realidad, el continentalismo y el universalismo son formas de organización que más allá de amplificar las tareas nacionales, las cambian por otras diferentes; no implican sólo un espacio más grande, sino nuevos contenidos. Y las reivindicaciones territoriales debenadaptarse a esa nueva mirada.
 
De soberanías y autodeterminaciones. En términos nacionalistas tradicionales, hay dos cuestiones innegociables: la soberanía y la autodeterminación. O sea, se puede discutir todo menos que las Malvinas son argentinas (los ingleses dicen lo mismo, pero al revés) y que la autodeterminación de los isleños es imposible porque esto es un debate entre dos naciones soberanas(en cambio, los ingleses ya imaginan posible -si el mundo se les pone demasiado en contra sobre Malvinas- proponer que ellas se transformen en un Estado libre asociado). 

Aclaremos: con lo dicho no proponemos que la Argentina deje de lado la lucha por su soberanía en las Islas ni que acepte la autodeterminación de sus habitantes, sino que admita poner esos dos puntos al final de la negociacióny no al principio, porque sino no hay nada importante que discutir. 

Es un cambio de orden en el debate que no nos compromete a nada, pero que puede abrir puertas impensadas y también cerrarles a los ingleses esa picardía presunta de “asociar” como miembros de una nación supuestamente independiente a sus actuales súbditos malvinenses. 

Sobre estos temas debería opinar, más que la Argentina,el continente americano, vale decir, habría que -al menos conceptualmente- tender a latinoamericanizar Malvinas, lo cual implica que el primer reclamo sea sobre su pertenencia a la región antes que a la nación. Esta sería una propuesta con una lógica muy diferente a la seguida hasta ahora, que obligaría a repensar todo.
 
Malvinizadores, desmalvinizadores y malvinadivisores. Durante las dosdécadas siguientes a la guerra por Malvinas, en los ’80 y en los ’90, existió un debate en la Argentina acerca de la “malvinización” o “desmalvinización” de la sociedad. La “desmalvinización” era vista como el intento de no considerar más al reclamo como causa nacional unificadora bajo términos innegociables, sino como un diálogo abierto en todos sus contenidos. 

La “malvinización”, en cambio, eravista como la tentación de ciertos gobiernos de unificar a los argentinos tras una causa nacional de características confrontativas, aunque muchas veces para su uso político interno, distractivo.

No es que ese debate haya terminado del todo pero ya no divide -salvo entre algunas élites- demasiadas aguas en el seno del pueblo; sin embargo, bajo nuevas excusas hoy se lo busca hacer renacer...