Maria luisa bombal

Páginas: 95 (23677 palabras) Publicado: 27 de octubre de 2010
"Quizás la verdadera felicidad está en la convicción de saber que se ha perdido irremediablemente la felicidad". |

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En la literatura de Chile a María Luisa Bombal sólo se la compara con Gabriela Mistral, en la perfección de su oficio. Logró Bombal una de las más altas expresiones de la escritura en lengua española, según pienso, encontrando en el resto de América sólo semejanza en laobra de Juan Rulfo. Justamente, Bombal y Rulfo indicaron el trazo pionero del llamado "realismo mágico". A través de la fusión de lo que es con lo que no es -de lo real con la poesía- se manifiesta su literatura en la esencia misteriosa del mundo, enseñada con expresión tersa, de ceñida transparencia, limpia del frondoso barroquismo de los novelistas anteriores. La suya fue una nueva manera deescribir, con algo de surrealismo y a la vez senda de escape para los impulsos del subconsciente. 
Conocí a María Luisa Bombal en Buenos Aires, a comienzos de la década de 1970; ella retornaba finalmente a Chile luego de una larga permanencia "en países extraños": había vivido más de treinta años entre Norteamérica y Europa, y se encontraba de paso en Argentina, visitando a su hermana Blanca Bombal deAlvarez de Toledo, y a sus amigos. La conocí en la calle, precisamente en la Galería del Este que cruza desde Florida hasta Maipú, al frente del edificio en que vivía con su madre Jorge Luis Borges, a quien ella visitaba ese día. Hacía poco que me encontraba en Buenos Aires para estudiar Letras en el Conservatorio de Arte, tenía menos de veinte años, era otoño de 1973 y no conocía a nadie. No losabía entonces, no podía saberlo, pero viví unos cuatro años en Buenos Aires, y fue un tiempo en que me hice, sin duda, mejor. De las calles del centro de la ciudad emana un perfume como el sándalo, y brotan edificios elevados entre cúpulas y altillos, con patios donde crecen jazmineros, y con su río a la derecha. Babilonia a la hora del crepúsculo de la tarde con música de Piazzola, el Tigrecercano, Nazareno Cruz y el lobo, los boliches, Evita sonriendo desde un afiche en las calles. Perón e Isabelita. La pura efervescencia. Eso era Buenos Aires. Una tarde, en el Café del Este, me pareció ver que se acercaba en sentido contrario un rostro conocido: era una mujer que sobresalía en el grupo de personas que cruzaba los pasadizos que conforman el sitio comercial, franqueado por murallas detiendas iluminadas, en la puerta de una de las cuales ella se había detenido. Fui en esa dirección, llevado quizás por el Hacedor de caminos; en todo caso ni remotamente me podía imaginar que ella era María Luisa Bombal, que los chilenos leemos desde niños, y allí venía, como escapada de la solapa de uno de sus libros. La reconocí de inmediato. Entraba en su vejez, el pelo bien negro cortado a lopaje, con más energía de la que ella misma creía; traía del brazo a un hombre ciego que guiaba con prontitud. Al pasar a su lado la saludé tímidamente; ella, notándome, con un leve ademán ordenó que me acercara y dijo: 
- Ven y quédate con Georgie mientras entro y compro algo. Vuelvo de inmediato -indicó. Y, sin más, puso el brazo del hombre ciego apoyado en mi propio brazo, desapareciendo por lapuerta de una tienda. Casi de inmediato, él insinuó que ocupáramos una mesa propiamente tal en el café, y así lo hicimos. Debo decir que entonces no supe que el amabilísimo hombre ciego era el mismo Borges, ante quien entonces me limité a elogiar con vehemencia la obra de ella, que él mucho apreciaba, pero no retuve sus juicios, para ello el amable lector puede consultar el prólogo escrito porBorges para las obras completas de María Luisa en inglés; sólo lo recuerdo esa vez como a una persona esencialmente cálida y bien predispuesto; delicadamente me pidió que cuando llegara el momento de pagar la cuenta, le permitiera hacerlo. Era generoso, al igual que lo era María Luisa, quien no tardó demasiado, integrándose en la mesa al instante. No recuerdo en absoluto de lo que se habló, sólo...
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