Markauskas7777

Páginas: 392 (97896 palabras) Publicado: 2 de febrero de 2013
Libro

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SIEMPRE HAY UN MAÑANA

NORA ROBERTS

Trilogía Inn BoonsBoro 01







Traducción de

Pilar de la Peña Minguell







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www.megustaleer.com













A John Reese,

el mejorjefe del mundo,

y al equipo del Hotel Boonsboro













El canto y el silencio del corazón, que en parte son profecías y en parte anhelos feroces y vanos.




LONGFELLOW










1








LOS MUROS DE PIEDRA SEGUÍAN EN PIE como lo habían hecho durante más de dossiglos, sencillos, recios y fuertes. Con materiales extraídos de los montes y los valles, se alzaban como testimonio del deseo innato del hombre de dejar huella, de construir y de crear.

A lo largo de esos dos siglos, el hombre había combinado piedra con ladrillo, con madera y cristal, ampliando, transformando, mejorando según sus necesidades, conforme a los tiempos, a los caprichos.Durante ese período, el edificio situado en el cruce de caminos vio cómo el asentamiento se convertía en ciudad con la aparición de nuevas construcciones.

El camino de tierra se asfaltó; los coches de caballos dieron paso a los automóviles. Cambiaron las modas en un abrir y cerrar de ojos. Y ahí permaneció, erguido en su rincón de la Plaza, como un elemento imperturbable del ciclo de cambio.Conoció la guerra, oyó resonar el fuego de artillería, los gritos de los heridos, las oraciones de los piadosos. Conoció la sangre y las lágrimas, el deleite y la cólera. El nacimiento y la muerte.

Prosperó en los buenos tiempos, resistió en los malos. Cambió de manos y de uso, pero sus muros de piedra siguieron en pie.

Con los años, la madera de su elegante porche doble empezó acombarse. El cristal se rompió; el cemento se agrietó y se deterioró. Los que se detenían en el semáforo de la plaza del pueblo y observaban cómo las palomas revoloteaban por las ventanas rotas, se preguntaban qué habría sido aquel edificio en su día. Luego el semáforo se ponía en verde, y seguían su camino.

Beckett lo sabía.

Se encontraba en la esquina opuesta de la Plaza, con lospulgares en los bolsillos de sus vaqueros. El ambiente era cálido y todo estaba en calma. No venían coches, podía haber cruzado la calle principal con el semáforo en rojo, pero continuó esperando. Unas lonas opacas de color azul vestían el edificio desde el tejado hasta la calle y cubrían su fachada. Durante el invierno habían servido para evitar que los obreros pasaran frío. Ahora ayudaban a contener elenvite del sol y a protegerlo de la mirada de los curiosos.

Pero él lo sabía: el aspecto que tenía en ese momento y el que tendría cuando se hubiera completado la rehabilitación. A fin de cuentas, lo había diseñado él; él, sus dos hermanos, su madre. Pero los planos llevaban su nombre como arquitecto, su principal función como socio de Montgomery Family Contractors.

Cuando cruzó, susdeportivas apenas hicieron ruido en la calzada en medio de aquel silencio absoluto de las tres de la madrugada. Avanzó bajo el andamiaje lateral del edificio, por Saint Paul Street, complacido de ver al resplandor de la farola lo bien que se habían limpiado la piedra y el ladrillo.

Parecía viejo; lo era, pensó, y eso formaba parte de su belleza y atractivo. Pero ahora, por primera vez, queél recordara, no se veía abandonado.

Rodeó la parte posterior, caminó por el barro endurecido por el sol, entre los escombros de la obra esparcidos por lo que sería el patio. Ahí, los porches que comprendían tanto la segunda como la tercera planta se erguían rectos y sólidos. Los puntales hechos a medida —diseñados a imagen y semejanza de los de las antiguas fotografías del edificio y de...
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