Mi alma se la dejo al diablo

Páginas: 20 (4813 palabras) Publicado: 13 de octubre de 2014
Polvo Mortal

Issac Asimov

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PROLOGO
En un principio había planeado hacer que esta fuera otra historia de Wendell Urth, pero estaba a punto de publicarse una nueva revista y quería estar representado en ella con algo que no pareciera un resto de otra publicación. Hice las variaciones oportunas. Ahora estoy un poco arrepentido; le he estado dando vueltas a la idea de escribir denuevo el relato para este volumen y volver a incluir al doctor Urth, pero la desidia es la que ha triunfado al final.
Como todos los hombres que trabajaban para el gran Llewes, Edmund Farley llegó al punto en que pensaba con vehemencia en el placer que le daría matar al tal gran Llewes.
Ningún hombre que no haya trabajado para Llewes Podría entender completamente ese sentimiento. Llewes (loshombres se olvidaban de su nombre de pila, o llegaban a pensar casi inconscientemente que era Grande; así, con G mayúscula) era el prototipo que todo el mundo imaginaba de gran investigador de lo desconocido: a la vez implacable y brillante, no se rendía ante el fracaso ni dejaban de ocurrírsele jamás nuevos y más ingeniosos modos de abordar el problema.
Llewes era un especialista en química orgánicaque había puesto el Sistema Solar al servicio de su ciencia. El fue el primero en utilizar la Luna para llevar a cabo reacciones a gran escala que debían realizarse en el vacío, a temperaturas de ebullición o de licuación del aire, según la época del mes. La fotoquímica se convirtió en algo nuevo y maravilloso cuando se enviaron aparatos cuidadosamente diseñados para que flotaran libremente enórbita alrededor de las estaciones espaciales.
Pero, a decir verdad, Llewes era un ladrón de méritos, pecado casi imposible de perdonar. Cuando a un estudiante desconocido se le ocurrió por primera vez montar un aparato en la superficie lunar, o un técnico diseñó el primer reactor espacial autónomo, no se sabe cómo, ambos logros acabaron asociándose al nombre de Llewes.
Y no se podía hacer nada. Siun empleado, en su indignación, llegaba a renunciar a su empleo, perdía su recomendación y se encontraba en dificultades para conseguir otro trabajo. Sin pruebas, su palabra no tenía ningún valor frente a la de Llewes. Por otra parte, aquellos que seguían con él, los que aguantaban y se marchaban finalmente con su favor y su recomendación, tenían asegurado su éxito futuro.
Pero mientraspermanecían allí, disfrutaban al menos del dudoso placer de contarse entre sí el odio que le tenían.
Y Edmund Farley tenía sobrados motivos para unirse a este coro. Había vuelto de Titán, el mayor satélite de Saturno, donde había instalado él solo - ayudado únicamente por robots - un equipo para utilizar con pleno rendimiento la reducida atmósfera de dicho satélite. Los planetas mayores tienen susatmósferas compuestas de hidrógeno y metano en su mayor parte; pero Júpiter y Saturno eran demasiado grandes para habérselas con ellos, y Urano y Neptuno resultaban muy caros todavía por alejados que estaban. Titán, sin embargo, era del tamaño de Marte; es decir, era lo bastante pequeño como para poder trabajar en él y lo bastante grande y frío como para conservar una atmósfera entre media y enrarecida dehidrógeno y metano.
Las reacciones a gran escala podían llevarse a cabo fácilmente en esa atmósfera de hidrógeno, mientras que en la Tierra, esas mismas reacciones ofrecían dificultades cinéticas. Durante medio año había estado Farley trazando una y otra vez los planos de Titán y soportando sus condiciones, y había regresado a la Tierra con una serie de datos sorprendentes. Sin embargo, sin sabercómo, casi inmediatamente después, Farley tuvo ocasión de ver cómo sus datos se fragmentaban y empezaban a adquirir nueva forma, como si fueran un logro de Llewes.
Los demás le compadecieron, se encogieron de hombros y le brindaron su amistad. A Farley se le puso tenso su rostro marcado por el acné, apretó sus finos labios y escuchó cómo tramaban los demás acciones violentas.
Jim Gorham...
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