Nada
Y así llegó el día. Y nuestra novia sesentía como la reina de las novias, pues ella sería la única que tendría en su boda cualquiera de las cosas bonitas que hubiera podido tener ninguna otra novia. Mientras iba hacia la iglesia, nodejaba de pensar en cómo la envidiarían todos, y lo admirados que estarían.
Pero, al llegar, descubrió horrorizada todo lo contrario. Absolutamente nadie estaba feliz, ni contento, ni siquiera admirado.La iglesia estaba tan llena de cosas que era imposible moverse sin recibir un golpe. Había tantas flores y tan distintas, que los olores se mezclaban de forma que casi no se podía respirar, y loscinco excelentísimos coros juntaban sus cánticos, todos a la vez, haciéndolos tan insoportables que un equipo de enfermeros había tenido que acudir al lugar para repartir pastillas contra el dolor decabeza.
Y todo fue aún peor cuando la novia se presentó en la entrada. Pensaba impresionar a todos con su vestido lleno de detalles y adornos, pero lo único que provocó fue caras raras entre losadultos y muchas risas entre los niños, pues el resultado de tantas cosas juntas era un aspecto ridículo.
Con tal espectáculo fue imposible celebrar la boda, y la novia volvió a casa terriblementeavergonzada, dándose cuanta de lo ridículo que era fijarse constantemente en lo que hacían los demás y en tratar de tener más que nadie.
Y con su nuevo traje de humildad, y aprovechando lo que había...
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