Narración De No Ficción "Don Esteban"

“Un conserje que vigila y cuida su felicidad”

Se escucha la voz de un oficial que grita ¡FUEGO!. Los civiles huyen, el desbande es desesperado. Sin embargo, se siguen lanzando piedras, el oficial da la orden de alto al fuego. Es obedecido con lentitud.
El resultado de aquel brutal episodio es de seis víctimas fatales, de las cuales cinco mueren el mismo día: dos padres de familia; unamuchacha de 16 años, que es impactada por las balas dentro de su casa mientras planchaba; un joven de 18 años y otro de 22. El sexto poblador muere al día siguiente.
Esteban un hombre casado oriundo de Los Angeles, tiene 2 hijos los cuales viven junto a él en la popular población Jose Maria Caro, debe cargar con los prejuicios de quienes solemos decir como el señala: ahí hay puros ladrones de mierda,con su mirada sonriente me desafía a visitar su población como queriendo decir “si fueras nada te pasaría, allí vive gente trabajadora tal como yo”, mientras riega sus plantitas, se le puede ver más feliz que de costumbre, es que mi hijo mayor fue beneficiado por unos de esos aparatos que entrega el Estado, refiriéndose a los notebooks que entrega el Gobierno por méritos académicos a un gruporeducido de estudiantes. De esta inmensa población han salido muchos profesionales tales como médicos, arquitectos, abogados; o como en este caso trabajadores ejemplares y esforzados como Don Esteban Figueroa. Lamentablemente de esto nada sabemos, ya que cada 11 de septiembre oímos los actos de violencia que allí ocurren, empañando al real movimiento trabajador que el día 19 de Noviembre de 1962luchaba por mejores condiciones salariales.
Así es la vida del Don un hombre feliz y carismático, un conserje que disfruta orgulloso de su trabajo, para algunos un loco, para mí un loco lindo.

-“Hola po´”
-“Tssss la horita, ¿vamos atrasados de nuevo? (mirando su reloj invisible, con su arrugada sonrisa)”
-“No jajaja, vengo a conversar con usted”

Y aquí nos encontrábamos nuevamente junto al Donmirando el pasar de los autos que van y vienen, vestido con sus fuertes bototos punta de fierro, sus desdeñados jeans agujereados y su arremangada camisa cuadrille. Es su hora de almuerzo a las 12:30 y pienso que nuestra recién iniciada conversación se dará por terminada pero el entusiasta Esteban me sorprende una vez más diciéndome que lo acompañe al minimarket de Doña Carmen que queda a unacuadra y media mas o menos bajando por José Arrieta, mientras bajamos la empinada calle de veredas inestables y pedregosas, pateando como un juego las piedras que se cruzan en nuestro camino Don Esteban entona la canción de Los Prisioneros con una quebradiza voz como si esta hubiese sido borrada por la gran cantidad de cigarrillos corrientes que como él dice “fumaba como chimenea en mi juventud”: “Yno me digas pobre por ir viajando así no ves que estoy contento no ves que voy feliz” lo cual me saco una fuerte carcajada la cual fue correspondida con una risotada de Don. Al doblar por el callejón, un fuerte y radiante sol otoñal me cegó por unos instantes, habíamos llegado y me aborda preguntándome si es que tenía hambre a lo cual le respondí que no se preocupara, él gira su cabeza rápidamentey me queda mirando “que no había respondido a su pregunta, dice” a lo cual el con un gentil y sonriente saludo le pide a Doña Carmen dos pancitos con mortadela y unas cocas express de la máquina bien heladitas, ahí nos sentamos en la fría escalera de entrada en donde le pregunte como se viene al trabajo a lo que responde con un “tsss” me levanto tipín 5 para levantar a los niños y ahí me comoalguna cosita con un cafecito, me tengo que tomar 3 micros para llegar acá a las 8 y media, la mayoría de la gente aprovecha de dormir en la micro pero yo una vez que me despierto no puedo volver a dormir hasta el otro día, se ve entrecortada nuestra conversación por el frenar de un auto y un fuerte golpe, ambos nos pusimos de pie y vamos a ver a la calle lo que había ocurrido y antes de poder ver...