Naturaleza y ciudad
Naturaleza y ciudad
Josefina Gómez Mendoza
significa que se eviten, que desaparezcan: antes bien en nuestros entornos urbanos aparecen procesos y ambientes naturales y naturalizados, lo que pasa es que fuera de conocimiento y de control. Todo ello nos ha convertido en sociedades urbanas alienadas de los valores ambientales, quetoleramos la desnaturalización urbana y de paisaje y que soportamos la esterilización de nuestros entornos; probablemente lo hacemos a cambio de tener unas condiciones de movilidad que nos permiten ir a buscar y encontrar nuestras ansias de naturaleza lejos de los centros urbanos. Sociedades dotadas de la suficiente movilidad para relegar la naturaleza a las periferias urbanas, a ámbitos regionaleso incluso suprarregionales. Hay más. Con ritmo acelerado, nuestros paisajes cotidianos van perdiendo singularidad, como si quisieran reducir su historia
La ciudad moderna quiere expulsar a la naturaleza hasta sus confines, pero la naturaleza y los procesos naturales no dejan nunca de estar presentes. La ciudad histórica es la que mejor traduce el paisaje natural mientras que la contemporáneatrata de transformar el medio hasta casi borrarlo. En la ciudad contemporánea se ha optado por la tecnología: ríos dominados, riberas hormigonadas, cauces canalizados o soterrados, junqueras rellenadas, montañas y cerros horadados por túneles, explanaciones de grandes áreas, islas de calor, vegetación artificial, paisajes uniformes, materiales extraños al lugar… En definitiva, destrucción de lavida y de la diversidad, esterilización, solución de algunos problemas y creación y traslado de otros puertas afuera.
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a ignorancia de los procesos físicos y ecológicos en la ciudad obedece a muchas causas, entre otras a que la planificación y el diseño han respondido a criterios exclusivamente ingenieriles, con olvido de los ecológicos y geográficos. Ya en 1969, Ian McHarg decía en sulibro pionero Design with Nature, que desde el siglo XIX, “la tarea del diseño [y de las obras públicas] se encomendó en exclusiva a aquellos que, por instinto y formación, son más propensos a abrir (gouse) y coser el paisaje y la ciudad sin sentir remordimientos: los ingenieros” (1). Se habrían tenido en cuenta casi únicamente consideraciones de eficiencia y coste-beneficio, en detrimento de otrasde distinta índole. Pero prescindir de los procesos naturales, no
Josefina Gómez Mendoza, Geógrafa; miembro de la Academia de la Historia
y hacerse homogéneos; parafraseando a Julio Caro Baroja, van sujetando el país y la historia a la técnica. Las piezas urbanas se yuxtaponen y se sobreimponen sin adaptación, como fragmentos desordenados y contrastados. Paisajes y edificios nuevos, a vecescopiados, importados, vienen a adosarse, sin enlace, a las piezas anteriores, más antiguas. Las ciudades centrales se convierten así en parques temáticos, los ciudadanos en audiencias. Edward Relph, el gran crítico de los paisajes urbanos de la modernidad (2), ha utilizado el término de heterotopia para esos paisajes extremos de las ciudades turísticas o recreativas, como Las Vegas o Benidorm, dondelos elementos son copias miméticas y extravagantes de otras culturas y de otros tiempos –el Acrópolis de Atenas, las pirámides de Egipto, los canales de Venecia, los bulevares del París haussmaniano…– evitando
El Ecologista, nº 38, invierno 2003/2004
Las intervenciones que pretenden anular la naturaleza a golpe de hormigón son frecuentes en nuestras ciudades.
FOTO: ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.el más mínimo intento de adaptación al lugar, al país.
El manejo tradicional de los recursos ambientales en la ciudad: espacios y paseos arbolados
No se trata de hablar en este artículo de esas geografías confusas del presente. Pretendo traer a colación, por el contrario, que en las ciudades tradicionales, por otra parte en muchos sentidos tan inhabitables como insalubres, hubo soluciones...
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