Observador
Fue el 23 de abril de 1616. El azar, la inmortalidad o los inescrutables designios del destinounieron para siempre la vida, y sobre todo la muerte, de los dos grandes genios de la literatura universal. Uno de ellos era William Shakespeare, de origeninglés y, el otro, el genial Miguel de Cervantes y Saavedra, autor de la obra más leída de la historia, El ingenioso hidaldo Don Quijote de la Mancha
Porello, la Unesco en 1995, aprobó proclamar el 23 de abril de cada año el "Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor".
-¡Ta, ta! –dijo Sancho-, y sé decir quetira tan bien una barra como el más forzudo zagal de todo el pueblo. ¡Vive el Dador, que es moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pecho, y que puedesacar la barba del lodo a cualquier caballero andante o por andar que la tuviere por señora! ¡Oh hideputa, qué rejo tiene, y qué voz! [...] Y lo mejor que tienees que no es nada melindrosa, porque tiene mucho de cortesana: con todos hace burla y de todo hace mueca y donaire.
Fragmento de El ingenioso hidaldo DonQuijote de la Mancha
Ser o no ser, esa es la cuestión:
si es más noble para el alma soportar
las flechas y pedradas de la áspera Fortuna
o armarse contraun mar de adversidades
y darles fin en el encuentro. Morir: dormir,
nada más. Y si durmiendo terminaran
las angustias y los mil ataques naturales
herenciade la carne, sería una conclusión
seriamente deseable. Morir, dormir:
dormir, tal vez soñar.
Fragmento de Hamlet
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