papelucho
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3. La gente grande no se acuerda ya de lo mucho que cuesta estudiar. Creen que uno no tiene nada en la cabeza... Y hay que ver lo difícil que es poner atención y no pensar en otra cosa. Porque hay tantoen qué pensar. Cuando alguien nos explica bien, le entendemos; si ese alguien nos explica algoentretenido, ponemos atención y si esealguien nos cuenta una historia que nos gusta deveras, la aprendemos y no la olvidamos nunca. A mí me cuesta tanto estudiar, que para poder aprender he tenido que escribirme yomismo la Historia de Chile. Y ahora si que la sé de veras y no se me va a olvidar. Papelucho
4. I HACE MUCHO TIEMPO, tal vez dos años, yo estaba en 3° Básico. Laseñorita Carmen era la profesora de nosotros. Era buena gente,pero a míme tenía mala barra. Siempre me estaba diciendo: —Papelucho, baja a la tierra. Te vas a pegar al techo, como las moscas.Vives en las nubes. .. —y me sacaba harta pica. Todavía me acuerdo del día en que nos explicó que la tierra es redonda. Yo ya sabía que la tierra era redonda. Pero me la imaginaba redondacomo un plato inmenso. Creía que el Cielo era la tapa del mundo. Por eso nole poníaatención a la profesora, porque ya había oído eso. Pero de repente sacó ella de su bolsillo una naranja. La mostró a toda laclase y comenzó a explicar que la tierra era de esa clase de redondez. Cuando me di cuenta que el mundo era como esa naranja me dieronunas ganas tremendas de comerme un pedazo delmundo. Sentía una sed terrible y los dientes se mesalían de la boca por ir a darle un mordisco.Entoncesparé el dedo: —¿Qué hay Papelucho? —dijo la Srta. Carmen. —Yo no entiendo... —dije. —Ven acá entonces. Me acerqué. En realidad yo sólo quería tocar lanaranja y tal vez olería, porque no estaba bienseguro si era de verdad o de goma. Hacía un año queno comía naranjas. —¿Qué es lo que no entiendes, Papelucho? —Lo de la naranja —contesté, y se me comenzó a reventar la hiel. —Es redonda ¿vestú? La tierra es igual —dijo ella— redonda como estanaranja. —¿Y cómo no nos resbalamos y nos caemos para fuera de la tierra?—pregunté. —Papelucho, hace media hora que estoy explicando que en el centro dela tierra hay un imán que atrae. Por eso si tú saltas, caes de nuevo al suelo.Si la tierra no tuviera imán te volarías. Yo sabía lo que era un imán. Además lo estaba sintiendo muy fuerte conlanaranja ahí tan cerca. Tenía casi reventada la hiel. —¿Me entiendes ahora? —dijo la señorita. —Un poco... ¿A ver? —estiré la mano y ella me pasó la naranja. Sentí
5. una cosa rara. Algo así como si yo fuera el lobo y la naranja la Caperucita.Creo que era el imán de la tierra. Antes de pensarlo, la naranja estaba mordida y casi comida. —¡Papelucho! —un brusco tirón de la señorita Carmen me la...
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