peregrinaciones de una paria

Páginas: 5 (1131 palabras) Publicado: 25 de mayo de 2014
El desierto
A las cuatro de la mañana el rriero vino a recoger el equipaje. Miestras lo cargaba me levante. Estaba rendida, abrumada de cansancio y según mi constumbre me reanime tomando mucho café. Cundo quise montar en la mula la encontre muy mala y sobre todo muy mala enjaezada para tan largo viaje. Hice esta observaci{on al doctor, quien se habia encargado de buscarmela y lo felicite porhaber estado mas afortunado en la elección de la suya. Me decia a mi misma, a si son todos los hombres ¡Todo para ellos! El yo, sólo el yo.
Todas las personas que estaban alrededor de nosotros me decian que cometia una imprudencia al partir tan mal montada. Parti a las cinco de la mañana. Era el 11 de septiembre de 1833. Al principio del viaje me senti bien sobre la mula. Apenas dejamos lasalturas de Islay para internarnos en los cerros nos dieron alcance dos jinetes. Eran primos del administrador de la aduana de Islay: uno se llamaba don Baltazar de la Fuente y el otro don José de la Fuente. Esos señores se acercaron y me preguntaron si queria aceptarlos por compañeros de viaje. Les agradeci su atencion y estuve encantada del feliz encuentro, pues el valos de M. de Castellac no medejaba sin ciertas inquietudes.
Los señores de la Fuente entablaron conversacion conmigo, me hablaron de mi abuela lo que dijeron desperto mis dolores y me enternecio hasta el punto de no poder contener las lagrimas. El estado en el que me encontraba dependia de mi temperamento nervioso.
Crei que las primeras lagrimas vertidas me aliviarian. Pero muy pronto senti un fuerte dolor de cabeza.Necesitaba todas las fuerzas de mi animo para mantenerme en la silla. Don Baltazar sostenia mi valor moral y me aseguraba que una vez que nos hallasemos fuera de las gargantas de la montaña entrariamos en un campo raso donde encontrariamos aire puro y fresco. Sentia una sed devoradora.
Ascendimos la última montaña. Cuando llegamos a su cima, la inmensidad del desierto, la cadena de las cordilleras y lostres gigantescos volcanes de Arequipa se presentaron a nuestras miradas. A la vista de aquel magnifico espectaculo perdi el sentimiento de mis males. Dios se manifestaba a mí con toda su potencia, con todo su esplendor. Jamas un espectaculo me habia emocionado tanto.
Don baltazar gozaba de mi admiración y me dijo con un vivo sentimiento de orgullo nacional:
-Señorita ¿Qué puiensa usted deesta vista? ¿Tienen ustedes algo parecido en su hermosa europa?
-Don Baltazar, la creación revela en todos los lugares la alta y todopoderosa inteligencia de su autor, pero se manifiesta aquí en toda su gloria y vale la pena de venir a contemplar este espectaculo solemne desde las extremidades de la tierra.
Alo fin fue preciso partir. Don José me cedio su yegua que era mejor que la mia y nospusimos en marcha. El sufrimiento fisico vino a sacarme de mi exitasis intelectual. Pensaba en la mdebilidad del hombre en presencia de los peligros a que esta expuesto en estas vastas soledades y una sombra de terror se apodero de mi.
Yo imploraba a Dios con fervor para que viniera en mi auxilio y me abandonaba su providencia. Dirigia mi vista hacia mis compañeros de viaje. El doctor estaba sombrioy silencioso. Don José, en las palabras que le dirigia, manifestaba inquietud por la lentitud de nuestro paso. Don Baltazar confiaba en su fuerza, y habituado a viajar por el desierto, parecia el unico que no estuviese afectado.
Dos veces me senti en peligro de perder el conocimiento. Mis tres compañeros estaban desesperados. El doctor quiso sangrarme. Felizmente don Baltazar se opuso, pues sinduda alguna me habria muerto si hubiese dejado actuar a ese nuevo sangrado.
En esta pampa, asi como los dias son ardientes por el calor del sol las noches son frias. El frio me hizo mucho bien. Me senti mas fuerte. Dos horas antes estaba a la muerte y ahora me sentia con fuerzas. Llegamos al tambo a las doce de la noche. Al llegar me acoste y tome mi caldo pero no pude dormir. Aunque su...
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