Pericles
Y nos regimos liberalmente no sólo en lo relativoa los negocios públicos, sino también en lo que se refiere a las sospechas recíprocas sobre la vida diaria, no tomando a mal al prójimo que obre según su gusto, ni poniendo rostros llenos dereproche, que no son un castigo, pero si penosos de ver. Y al tiempo que no nos estorbamos en las relaciones privadas, no infringimos la ley en los asuntos públicos, más que nada por un temor respetuoso, yaque obedecemos a los que en cada ocasión desempeñan las magistraturas y a las leyes, y de entre ellas, sobre todo a las que están legisladas en beneficio de los que sufren la injusticia, y a las quepor su calidad de leyes no escritas, traen una vergüenza manifiesta al que las incumple. Y además nos hemos procurado muchos recreos del espíritu, pues tenemos juegos y sacrificios anuales y hermosascasas particulares, cosas cuyo disfrute diario aleja las preocupaciones; y a causa del gran número de habitantes de la ciudad, entran en ella las riquezas de toda la tierra, y así sucede que la utilidadque obtenemos de los bienes que se producen en nuestro país no es menos real que la que obtenemos de los demás pueblos.
En lo relativo a la guerra diferimos de nuestros enemigos en lo siguiente:tenemos la ciudad abierta a todos y nunca impedimos a nadie, expulsando a los extranjeros, que la visite o contemple pues confiamos no tanto en los preparativos y estratagemas como en nuestro vigor dealma en la acción.(...) por estos motivos y por otros es aún nuestra ciudad digna de admiración.(...)
Pues amamos la belleza con poco gasto y la sabiduría sin relajación; y utilizamos la riqueza...
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