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14/01/15 21:17
INTERNACIONAL
TRIBUNA
Cómo responder al atentado de París
Han atacado una vez más las libertades que son el alma de nuestra civilización
AYAAN HIRSI ALI
Archivado en:
9 ENE 2015 - 20:41 CET
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Después de la horrenda masacre del miércoles en el semanario satírico francés Charlie Hebdo, tal vez
Occidente renuncie por fin a la abundante retórica inútil con la que intentanegar la relación entre la
violencia y el islam radical.
No fue el ataque de un pistolero perturbado que actuaba como un lobo solitario. No fue una agresión “no
islámica” perpetrada por un puñado de matones: se pudo oír cómo los criminales gritaban que estaban
vengando al profeta Mahoma. Tampoco fue una acción espontánea. Había sido planeada para causar el
mayor daño posible durante una reunióndel equipo, con armas automáticas y con un plan de huida. Fue
diseñada para sembrar el terror, y en ese sentido, ha funcionado.
Occidente está horrorizado, como corresponde. Pero no debería estar sorprendido.
Si se puede extraer alguna lección de un episodio tan espeluznante es que lo que nosotros creamos del
islam en realidad no importa. Este tipo de violencia, la yihad (o la guerra santa) eslo que ellos, los
islamistas, creen.
El Corán contiene numerosos llamamientos a la yihad violenta. Pero el Corán
no es ni mucho menos el único caso. En una parte del islam demasiado grande,
la guerra santa es un concepto absolutamente actual. La biblia de la yihad del
siglo XX, y una obra que hoy día anima a numerosos grupos islamistas, es The
Quranic Concept of War (El concepto coránico dela guerra), un libro escrito a
mediados de la década de 1970 por el general pakistaní S. K. Malik. Este
sostiene que, puesto que el propio Dios, Alá, fue el autor de todas y cada una de
las palabras del Corán, las leyes de la guerra contenidas en él tienen una
importancia superior a las elaboradas por los simples mortales.
Cuanto más
conciliamos, nos
autocensuramos, y
más audaz sevuelve el enemigo
En el análisis que hace Malik de la estrategia coránica, el centro del conflicto no es un campo de batalla
físico, sino el alma humana. La clave para la victoria, como enseñó Alá mediante las campañas militares
del profeta Mahoma, es golpear el alma de tu enemigo. Y la mejor manera de hacerlo es a través del terror.
El terror, escribe Malik, es “el punto en el que convergen losmedios y el fin”. El terror, añade, “no es un
medio de imponer decisiones al enemigo; es la decisión que queremos imponer”.
Los responsables de la matanza de París, exactamente igual que el hombre que asesinó al cineasta
holandés Theo van Gogh en 2004, pretenden imponer el terror. Y cada vez que nos rendimos a su idea de
la violencia religiosa justificada, les estamos dando exactamente lo quequieren.
En el islam es un grave pecado representar visualmente o injuriar de cualquier modo al profeta Mahoma.
Los musulmanes son libres de creerlo, pero ¿por qué se debería imponer esa prohibición a los no
creyentes? En Estados Unidos, los mormones no pretenden imponer la pena de muerte a los que
escribieron y produjeron The Book of Mormon (El libro del mormón), una parodia satírica deBroadway
sobre su fe. El islam, con 1.400 años de historia y unos 1.600 millones de adeptos, debería ser capaz de
resistir unas cuantas viñetas de una revista de humor francesa. Pero, por supuesto, las reacciones
mortíferas a caricaturas de Mahoma no son nada nuevo en la era de la yihad.
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/01/09/actualidad/1420832504_200277.html
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