Por eso estamos como estamos
Carlos Elizondo exploralas razones de nuestro estancamiento. Armado de estudios de la OCDE, de reportes del Banco Mundial, de un arsenal de piezas académicas, pero también de la anécdota y la observación imaginativa, expone los nudos de nuestra mediocridad: barreras a la competencia, instituciones atrancadas, árbitros escuálidos, ventajas certificadas por ley. Tal vez su libro sea el intento de apropiarse de un insulto.Darle la vuelta a la descalificación común para convertirla en prenda de orgullo. “Neoliberal” es la ofensa más común en el debate político. De izquierda a derecha, del PAN al PRD pasando por el PRI, todos coinciden en que el neoliberalismo es un cáncer. Ser neoliberal es ser el malnacido que no entiende de la historia, un dogmático que desconoce la realidad, un usurero que está dispuesto aconvertir las pirámides en un centro comercial. Elizondo advierte desde las primeras páginas del libro que nuestro problema no es que sobre liberalismo, sino que falta. Tuvimos privatización pero no saltamos a la competencia; tenemos democracia pero nuestra legalidad está agujereada. Después de todo, decir liberalismo es decir, antes que cualquier otra cosa: Estado eficaz.
A México no lo maldice suorigen. No es lo que somos sino lo que hemos hecho lo que nos impide crecer acelerada y sostenidamente. Mientras Jorge G. Castañeda regresa a la literatura de la identidad en su libro reciente, Carlos Elizondo destaca el impacto de las instituciones. Dejemos al alma mexicana en paz. Hablemos de nuestras decisiones, de nuestras reglas. La gran competencia en el mundo contemporáneo no es por losrecursos de la naturaleza sino por los artefactos del ingenio institucional. La competencia global, dice, es una competencia por tener las mejores instituciones. Por ello, la suerte de México no depende de la propiedad de los líquidos del subsuelo sino del complejo de estímulos y castigos que envuelven la actividad política y económica. Para Elizondo las instituciones son la hidráulica esencial deldesarrollo: canalizan las energías sociales, reducen la incertidumbre, apuntalan ciertas expectativas, encaminan el conflicto. No se trata de estructuras neutrales sino, por el contrario, de piezas que prefiguran ganadores y perdedores. Las instituciones no son la superación de las diferencias, sino otro momento del conflicto. Ese es el meollo: nuestras instituciones fueron capturadas por un grupo depredilectos bien organizados: los empresarios monopolistas, los grandes sindicatos, las burocracias de los partidos. Las reglas del juego político (las escritas y las otras) les otorgan ventajas descomunales: los colocan por encima de la ley y los resguardan de la amenaza de la competencia.
La mediocridad es conquista de nuestro diseño institucional. Las reglas premian a la sanguijuelarentista, no a la abeja que produce. Si la escuela fracasa es porque fue construida para el sindicato y la burocracia, no para los niños que se sientan en los pupitres. Si la política es sorda es porque está bien pertrechada: mandan las burocracias y no necesitan perder el tiempo rindiendo cuentas. Si la economía apenas crece es porque es sierva de los privilegios. Si festejamos rutinariamente un nuevo...
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