Por Qué Comulgar Si Somos Pecadores

¿POR QUÉ COMULGAR SI SOMOS PECADORES?
María Guadalupe Salgado Gama
La humanidad entera desfallece de hambre, es un hambre que destruye vidas, un hambre terrible originada en el corazón del hombre y desde ahí, carcome todos los sistemas donde el ser humano se mueve; injusticia, violencia e indiferencia son el pan de cada día, un pan relleno del dolor que surge en la marginación, en los niños yabusados/as sexualmente, pan de angustias y extravíos cuando nuestros hijos/as abandonan la vida recta introduciéndose en las calles oscuras de un mundo perdido sin la luz de Dios, hablamos, aunque parezca una contradicción, de ausencia y de presencia, ausencia de la única persona capaz de calmar nuestra hambre de plenitud y de felicidad y, al mismo tiempo, hablamos de una presencia aplastantey opresora, que nos impide caminar, movernos y volver sobre nuestros pasos, ciertamente, sin Jesús en nuestro mundo, sin Jesús en nuestra vida, todo intento de realización es esfuerzo inútil, es como querer nadar en un desierto y es que, el mayor desierto que llevamos dentro es la negación que hacemos de Jesús como verdadero Dios vivo en medio de nosotros y así, como pretendemos mutilar a Dios deeste mundo que Él mismo creó para su gloria, hemos permitido que el materialismo, el orgullo, la codicia y el individualismo, nos dominen de tal manera, que somos rehenes de nuestra propia miseria; mientras el grupo de los intelectuales, filósofos, sabios y científicos ha pretendido secuestrar a Dios, otro grupo formado por quienes ejercen el poder en los distintos medios políticos, sociales,económicos e informativos, nos mantiene presos, esclavizados y oprimidos sin poder ni siquiera respirar los aires de libertad que Jesús trae para el mundo.

Bajo esa perspectiva, nuevamente Jesús, recorre Galilea, ya no es más aquella histórica región de Palestina, hoy es la Galilea del mundo y al igual que aquella época, nuestro mundo sigue siendo pagano y profano, mundo extraviado y mutilado,mundo hambriento y desahuciado, mundo harto del placer y de la carne y a esta nueva Galilea, Jesús sigue presentándose como el único que puede libertarnos, el único que puede plenificarnos, el único que se hace uno con nosotros, porque sólo así, podremos levantarnos en el sentido más pleno de la vida Cristiana; estamos llamados y llamadas, a ser uno con Él, como a su vez, Él es uno con su Padre.Él nos presenta el Don de la vida, donde son “Dichosos los invitados a la mesa del Señor”, ¿Cuál es esa mesa? La mesa donde celebramos su palabra y Él es esa Palabra, palabra de vida, verdad plena, sin relativismo alguno, el Pan de Vida, que alimenta y que sostiene, que fecunda y fructifica verdaderamente al ciento por uno; mucha gente, asume la indignidad para recibirlo a Él en la fracción del pany se aleja de su mesa; cierta es la indignidad de nuestra persona para recibirlo a Él, sin embargo, también es absolutamente cierto que somos indignos/as de esa prodigalidad, de esa entrega constante y de ese Amor y es que Jesús no tiene Amor, sino que Él mismo es Amor, es decir es la fuente en donde todos/as podemos saciar nuestra sed y mitigar o aplacar nuestra hambre.

Miramos entonces queel hambre que padecemos, viene acompañada de una insoportable sed y es insoportable porque esa sed, querido hermano y hermana, es la sed que brota de nuestra llaga, la llaga virulenta del pecado y la concuspicencia, la llaga del odio y el resquemor, del hastío y el ruido ensordecedor de un mundo plagado de sí mismo,
Cuando bajo esa falsa premisa o afirmación decimos que mejor no nos acercamos acomulgar, recordemos lo que decía San Francisco de Sales a aquellos que no se acercaban a recibir a Jesús porque se sentían indignos:
• Si eres débil debes comulgar para volverte fuerte.
• Si has pecado mucho te conviene comulgar (después de confesarte bien) para que la presencia de Jesucristo te traiga fuerzas para no seguir pecando tanto.
• Si te domina el mal genio, al recibir en la...