Presidencialismo

Estado y régimen presidencialista en México: los dilemas de la gobernabilidad democrática

Adrián Acosta Silva[1]

Este ensayo intenta analizar la relación entre el proceso de formación del Estado nacional con la estructuración del régimen político en México. El argumento central es que el perfil de la gobernabilidad política en México enfrenta una tensión histórica entre un sistema políticoformalmente (constitucionalmente) democrático y un régimen político semiautoritario, que descansa en el predominio casi absoluto de la figura presidencial en México. Esta tensión parece acentuarse con el proceso transicional que comenzó en la segunda mitad de los setenta y que ha conducido a la reforma del sistema electoral y de representación política en México en los años noventa. A partir dela revisión de las principales características sociohistóricas del Estado y el régimen político mexicano, así como de la discusión actual sobre la necesidad de transformar el régimen presidencialista en un régimen parlamentario que se desarrolla en varios países latinoamericanos, se discuten aquí algunas ideas y reflexiones en torno a las implicaciones de estas tensiones en términos de laconstrucción de una gobernabilidad democrática en México.

Introducción En América Latina, desde fines de la década de los setenta, con la culminación de los períodos transicionales que en el cono sur desembocaron en la instauración de regímenes políticos democráticos, se ha venido desarrollando un debate académico y político más o menos intenso en torno al diseño constitucional einstitucional que mejor garantiza el funcionamiento de un gobierno elegido democráticamente. Ese debate, que también comenzó a desarrollarse tardíamente en México, gira en torno a dos fórmulas de organización del poder político-constitucional: el presidencialismo y el parlamentarismo. La pregunta central de esta discusión es: ¿que forma de gobierno garantiza mejor la gobernabilidad política en losregímenes democráticos?

Una de las perspectivas en esta polémica sugiere enfáticamente la necesidad de que los regímenes políticos de la región se transformen en regímenes parlamentarios o semiparlamentarios, donde se instituya la figura de Primer Ministro o de Jefe de Gobierno elegidos por el congreso, y en los cuales el gabinete sea producto de una decisión parlamentaria (Linz, 1997). Ello,desde esta perspectiva, garantizaría una mejor gobernabilidad política y mayor estabilidad a las decisiones de gobierno en el largo plazo. La tesis fundamental en que se sustenta el argumento, es que el presidencialismo latinoamericano surgió inspirado por el el modelo norteamericano sin tomar en cuenta las condiciones en que este fue creado y el contexto en el cual funciona. De un lado, unasociedad extraordinariamente homogénea en términos ideológicos y políticos, donde el bipartidismo es un rasgo de identidad del sistema político norteamericano, y donde el federalismo significa una gran descentralización de recursos, poderes y capacidades en los estados y en las localidades (ese fue el gran asombro de Tocqueville, que describió magistralmente en La democracia en América) , lo que hacedel poder federal -es decir, el Estado- un poder sumamente débil en comparación con los poderes locales.

En otras palabras, la crítica es que el presidencialismo en América Latina es una copia “mal hecha” del presidencialismo norteamericano, donde sociedades fragmentadas, heterogéneas, atravesadas por tensiones y conflictos locales, con sistemas monopartidistas o de alta fragmentación yvolatilidad política, han hecho que el ejecutivo sea al mismo tiempo fuente de poder y mecanismo de equilibrio.

La otra gran perspectiva de este debate apunta que el gran problema no es el diseño constitucional y las instituciones políticas, sino la excesiva carga de poderes constitucionales y metaconstitucionales ejercidos por el presidente. Ese fenómeno ha sido denominado como...