Práctica Docente, Etnografía y Formación. Notas Para El Debate

III Jornadas de Prácticas y Residencias.
13 al 15 de noviembre de 2008
Foro Teórico metodológico

Práctica docente, etnografía y formación. Notas para el debate
La relación entre etnografía y prácticas educativas tiene una larga historia. Sin embargo, su apropiación por parte de los propios docentes como perspectiva para escrutar, analizar y enriquecer las propiasprácticas es, dentro de esa historia, mucho más reciente. En la experiencia cordobesa, le debemos a María Saleme de Burnichon el acercamiento de la etnografía para conocer la escuela. En los años ochenta, junto a otra cordobesa exiliada, Justa Ezpeleta, y a Elsie Rockwell, discutirán con una pedagogía que sólo atendía a los procesos educativos y sus sujetos para medirlos con la vara de laprescripción, y también con una sociología que miraba a las escuela como vía indefectiblemente ligada a la reproducción de las desigualdades sociales. María recuperará, por el contrario, una perspectiva socioantropológica y, con ella a la etnografía, como forma de mirar y escuchar a los sujetos escolares en sus quehaceres y preocupaciones cotidianas, y de atender a las formas particulares en que los saberesconvertidos en currículo cobran vida a partir de los sentidos que alumbran docentes y alumnos más allá de las normativas oficiales y en el marco de diversos condicionamientos sociales e institucionales.
La apropiación de la perspectiva socioantropológica y de la etnografía en el campo de la formación docente es, a mi juicio, un movimiento sumamente valioso y creativo de nuestras tierras queposibilitó repensar las prácticas de enseñanza desde nuevas coordenadas. Con Gloria Edelstein y su equipo, la etnografía es recuperada no sólo como otra forma de mirar la escuela, sino como una práctica dentro de otra práctica: la práctica docente. Ello supuso, por un lado, poner en cuestión la mirada prescriptiva y evaluadora como único modo de mirar a nuestros alumnos. Pero también implicótraspasar las fronteras que se imponía la propia antropología, que llegaba sólo hasta el borde de la intervención pedagógica y docente para ofrecerle sobre la cerca sus reconstrucciones analíticas a los maestros, dejándolos solos en la elaboración de las respuestas de intervención. Las prácticas de enseñanza y sus interpelaciones y demandas a la etnografía entonces, tensionaron a la propia observaciónparticipante, tirando de la soga del “participante”, invirtiendo los términos al punto de que podríamos hablar, cuando hablamos de etnografía en las prácticas docentes y en las de formación docente, y con perdón de los antropólogos, de participación observante, también, porqué no, participación escuchante.
¿Cuáles son, en ese juego, y a mi juicio, los aportes de la etnografía para laformación docente? ¿De qué manera la etnografía se suma a la trabajosa aunque también apasionante tarea de enseñar y de enseñar a enseñar? ¿Con qué alcances y con qué limitaciones?
Sostendré que la etnografía es un aporte en tanto y en cuanto se la entienda como un modo de conocimiento. Que ese modo de conocimiento debe entenderse como un modo subjetivo de situarse en la práctica, un modo dedisponerse en ella y de habitarla, que es el de la pregunta por el otro y sus sentidos, y por las condiciones de producción de tales sentidos. Que ese modo de conocer supone siempre, para considerarse como tal, el diálogo crítico y creativo con la teoría social y con la teoría pedagógica. Y finalmente, que ese modo de conocimiento supone una forma de escritura que admite múltiples variantes y estilos,que incluye la descripción y la narrativa, pero también la argumentación. Voy a abordar cada una de estas cuestiones en lo que sigue, salvo el último punto, que propongo para la discusión.
La perspectiva acerca de la etnografía como modo de conocimiento abreva en la tradición latinoamericana de la antropología de la educación inaugurada por E. Rockwell. Concebida de esa manera, se...